jueves, agosto 10, 2006

De Radicales pequeño-burgueses.


El Margen XXII. Colaboración de La Tecla Indómita.


Pareciera una paradoja estar hablando de radicalismo cuando los acelerados de hoy constituyeron apenas ayer el bloque del cretinismo parlamentario. Pero eso no es producto de un análisis incorrecto de parte nuestra sino, precisamente, el modo esencial de conducirse de la pequeñaburguesía depauperada o en peligro de serlo. Veamos.

Decía alguien a quien nosotros respetamos que cuando una huelga económica se prolonga más de la cuenta, lo único que consigue es ganarse la animadversión de la masa de los consumidores. Por mucho que sea justo que los obreros de determinada empresa e, incluso, de una rama de la industria, se muevan por aumentos salariales y mejores condiciones de vida, si los huelguistas no trascienden la demanda de lucha por sus intereses como grupo, terminan por aislarse del resto de la sociedad que depende de muchas formas de lo que producen. Toda proporción guardada, algo semejante les empieza a suceder a los amarillos con sus plantones en la Ciudad de México. No importa que hubiesen ganado las eleciones del 2 de julio --como aseguran--, pues en la práctica se enfrentan a los electores del PAN y del PRI, que los superan en número, y eso para no hablar de buena parte de los abstencionistas que, como se vio, constituyen sin duda el partido de la mayoría (su cifra iguala la suma de votos azules y amarillos, 30 millones).

En el contexto presente, la radicalización de las acciones no hace sino contribuir al aislamiento de los lópezobradoristas y a la modificación de la correlación de fuerzas en favor del PAN y del gobierno. El lópezobradorismo repite el patrón histórico de las conductas pequeñoburguesas.

En el capítulo 2 de su Contribución a la Historia de la sociedad burguesa ("Las razones de la derrota de la pequeñaburguesía"), el marxista alemán Leo Kofler escribe lo siguiente:

"La debilidad de las clases pequeñoburguesas urbanas durante el capitalismo temprano se explica, en primer lugar, porque sólo formalmente fueron revolucionarias, tendieron a ser radicales en los medios que empleaban, más no en la cosa misma... la falta de un programa revolucionario ajustado a la realidad debía llevar finalmente a la parálisis del movimiento pequeñoburgués". (Amorrortu Editores, Buenos Aires, Argentina, 1997, p-93).

Estamos viendo en estos días ese radicalismo vacío que tensa la liga hasta el extremo y lleva a las masas al enfrentamiento directo contra el Estado en condiciones sumamente adversas. Y hay que decirlo: el radicalismo pequeñoburgués encabezado por AMLO empíeza ya a jugar el papel de provocador, pues está facilitándole al PAN el reordenamiento del mando a partir de alianzas con lo más menudo del salinismo (el caso de Espinosa Villarreal, apenas ayer eximido de toda culpa por la Suprema Corte de Justicia). De seguir en esas, los amarillos estarán contribuyendo al aceleramiento de la implantación de un Estado de excepción y la militarización de la ciudad, que de todas formas vendrá con la nueva fase del capitalismo global. Mal cálculo hacen los oaxaqueños de la Asamblea Popular si pretenden montarse en la ola amarilla, sobre ellos irá la represión en primer lugar tras el desfonde del perredismo, que ocurrirá más pronto de lo que algunos cómplices de los embaucadores piensan. Mal cálculo harán también aquellos que suponen que se le espera a Calderón un estado de "ingobernabilidad", pues si el movimiento de masas se pone de a pechito, el periodo de Salinas se quedará corto frente a lo que viene.

No estamos de acuerdo con esa lectura simplista --propalada por plumas de dudosa procedencia como la de Julio Hernández López en La Jornada-- que explica la consolidación de Salinas de Gortari por la cobardía de Cuauhtémoc Cárdenas que mandó a la gente a su casa después del fraude. Si algún error cometió el cardenismo de 1988 fue haber limitado su lucha durante varios años a la denuncia del fraude y de la usurpación de Salinas. El cardenismo mandó a cientos de campesinos a la muerte con esa consigna vacía que, además, tampoco sirvió para preparar a sus seguidores para una lucha consecuente por el derrocamiento del régimen o, cuando menos, la superación de las ilusiones electoralistas. Al final, los muertos sirvieron para que Cárdenas se insertara en el próximo gobierno de Felipe Calderón, en tanto que el PRD, desde el principio y ante su incapacidad para plantear un programa revolucionario, se quedó atrapado durante muchos años en la pura nostalgia de la Constitución de 1917. Eso cuando el mundo había cambiado de tajo y hacía ya imposible mantener las banderas del viejo nacionalismo revolucionario.

Ahora entendemos que tanto el cardenismo como el lópezobradorismo están incapacitados estructuralmente para plantearse la superación del capitalismo. El primero no rebasará las posiciones de la "izquierda moderna" de la internacional socialista --sólo que ahora en alianza con los modernizadores del panismo-- y el segundo se descompone en formas primitivas de populismo. Y es que ambas fuerzas son y han sido representantes de gremios y sectores pequeñoburgueses cobijados antaño por el Estado benefactor; estas fuerzas han sido trituradas --arrojadas a la ruina-- por el proceso de globalización capitalista. A diferencia de Brasil, Venezuela o Bolivia, donde la sobrevivencia de grandes latifundios abre todavía espacio a la democratización del capitalismo por las fuerzas de la pequeñaburguesía, en México ese proceso fue concluido´por la Revolución mexicana y, posteriormente, por las reformas de Lázaro Cárdenas en los años treintas.

Al lópezobradorismo no lo hace democrático el hecho de tener frente a sí a una especie de patriciado aristocrático; antes al contrario, como en los tiempos del Renacimiento que estudia Leo Kofler (nuestro autor citado más arriba), esta fuerza política y social ha pasado ya al campo reaccionario.

Hablando del popolo minuto de los gremios medievales --la pequeña burguesía--, escribe Kofler:

"En un primer momento constituyen un poder político que se opone con éxito a la dominación de la aristocracia de las ciudades. Pero a medida que aumenta la población de éstas y crece el impulso orientado hacia una actividad económica libre e independiente de los reglamentos y de las coerciones gremiales, se convierte en un obstáculo para el desarrollo y, por lo tanto, en un elemento reaccionario" (Ibid, p-95).

Hasta morir si es preciso, ha dicho el Subcomandante Marcos, pero con un planteamiento claro por el derrocamiento del régimen y la superación del capitalismo. No es el caso de los que gritan "voto por voto, casilla por casilla", ni de los que se limitan en Oaxaca a exigir la destitución del gobernador Ulises Ruiz.

Nosotros estamos por continuar con el proceso que se inició con la Otra Campaña y que se vio interrumpido por la represión salvaje en Atenco. De no haber condiciones para avanzar inmediatamente hacia el territorio norte del país, ahí donde se pueda.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ustedes si ya ni la chiflan, no han entendido que el plantón de Reforma es un asunto de supervivencia para los que trabajamos en la admon del DF. aquí entre nos, yo si voté por calderón, sólo por darle en la mauser a mi pinche jefe-peje-perredista, muy cuco el güey, muy acá... en realidad un pinche naco con Renault. Pero que le voy a hacer, tengo que ver por mi familia y por mi depto.

Anónimo dijo...

Retiro lo dicho anteriormente. Mi esposa miraba el monitor justo cuando escribía el comentario anterior, el cual, debe interpretarse, cada palabra, a la inversa. Así, en donde dice Calderón, quiero decir Peje; en donde dice realidad, quiero decir sueño; con tengo que ver, quería decir no tengo que ver, y así, tantas combinaciones como sean posbiles. Un abrazo, siempre es bueno leer el margen.

Andrei