domingo, marzo 20, 2016

Lecciones del Maestro Xu (amigo del profeta Fu). 

Este texto, escrito  en marzo de 2014) y publicado originalmente en mi página de FB, resulta hoy mucho más diáfano y esclarecedor que ayer (je.je) en especial frente a acontecimientos tales como la proliferación de nuevas barreras -al paso- en el espacio de Schengen y la iniciativa Trump acerca de levantar un Muro (en realidad: El Muro) entre México y Estado Unidos.

Salvador Rivera (tlaductol) I/III

‘Cuando mundo cambia flontela mueve’
(o en su correcta traducción: Cuando el mundo se transforma las fronteras se modifican)

Con esta misma dicción extraña habla el maestro Xu desde su guardilla en la Colonia Roma. ‘Empecemos pol decil –prosigue Xu- que el acueldo de equiliblio entle potencias no es suficiente pala galantizal la paz una vez entla en clisis la economía mundial, es decil, que una vez se desestabiliza el dispositivo de ploducción global soble el que se asienta el sistema de acueldos, ningún podel individual es suficiente para asegulal la paz. Así las cosas –Xu da un sorbo a su tasa de Té para después continuar pausadamente-, no lesultalá (resultará) difícil entendel el caláctel blusco (el carácter brusco, quiso decir) de la luptula (ruptura) y la incleible lapidez en la descomposición de las lelaciones entle las potencias que hemos tenido opoltunidad de plesencial a paltil, soble todo, del año 2008. El espacio económico que en un plimel momento ela (era) aceptado y suficiente pol (por) los plincipales competidoles globales, ahola lesulta un espacio segmentado pol balelas (ahora resulta en un espacio segmentado por barrera) lespecto (respecto) al límite inmanente de cada intelés impelial palticulal (interés imperial particular). De tal manela –continúa Xu- que el delumbamiento (derrumbamiento) económico lo plimelo que ploduce son balelas (barreras), balelas que pueden ser impuestas o existil de antemano, pelo que, en ambos casos, sólo se potencian pol efecto de la desestabilización económica global; balelas natulaes o impuestas, a tlavés de las cuales se intenta lestablecel (restablecer) o pleselval (preservar) el espacio de leploducción (de reproducción) ‘suficiente’ –Xu indica las comillas con los dedos de ambas manos- de cada centlo (centro) de podel impelial; sin embalgo, cada balela (barrera) potencializada pol la clisis (por la crisis) y que puede significal una ventaja lelativa (relativa) pala unos, es, a su vez, una balela ofensiva en tanto obstáculo pala el límite inmanente de los otlos (otros). Las balelas pueden sel de valios tipos y pueden sel, como ya he dicho, impuestas o existil de antemano, no obstante, cuando la flontela política de uno de los bloques impeliales se constituyen en balela pala el despliegue de los intereses vitales de otlo bloque lival (rival), entonces se alcanza el punto de quieble (quiebre) o inflexión del sistema de lelaciones (relaciones) sociales y de ploducción (producción) hasta ese momento vigente. Es, pala decilo (decirlo) en el antiguo lenguaje de los mandalines (mandarines), la puelta de entlada (la puerta de entrada) al siguiente mundo. Asunto soble el que abundalemos mañana. Pelo antes de pasalme a letilal (pasarme a retirar) pelmitanme (permítanme) folmulal la siguiente plegunta a manela de talea en casa: ¿si plescindimos de la guela total como (IM)posibilidad analítica, cuál cle (cree) usted que selía, pala este momento actual, la puelta de entlada a ese siguiente mundo, es decil, los mecanismos de solución estable de la plesente clisis?

Nota: el sentido que el maestro Xu confiere a los conceptos de ‘impelio’ o ‘impelial’, no implica juicio valorativo alguno, sólo hace referencia a la escala planetaria requerida por cada centro de poder global con el fin de garantizar su auto-reproducción.

jueves, octubre 15, 2015

Tasa de Interés y Crisis General del Capitalismo de Occidente. (Parte 2)



La crisis y la depresión constituyen un período durante el cual  se amontona,  ocioso, el dinero disponible para préstamos y las tasas de interés descienden”. Este enunciado, formulado por Paul Sweezy en su Teoría del Desarrollo Capitalista hacia el año de 1942  (FCE, 1974: 182), aun  con toda su meridiana sencillez  establece un patrón de relaciones esencialmente correcto, además de brindarnos una oportunidad inmejorable para iniciar con el buen pie la complicada tarea  de averiguar el cómo se articulan  entre sí: i).- el declive de la actividad económica; ii).- la sobre oferta de dinero para préstamo, y; iii).- la caída de la tasas de interés. Dado que tal propósito implica transitar desde niveles de análisis  más o menos abstractos hasta otros algo más concretos, he decidido proceder mediante el método de las aproximaciones sucesivas. Iniciaré, por tanto, con una de las definiciones más generales formuladas por  Marx sobre el  conceptos de interés, específicamente el de su ‘tasa natural’ para, a partir de aquí, esbozar el primer esquema básico de determinaciones. Procederé, posteriormente, a subvertir este primer esquema por  cuenta de otras definiciones, tanto del propio Marx  como de otros autores relevantes, todo con la finalidad de expandir el modelo explicativo gradualmente, al punto que nos permita aislar el cuerpo de relaciones básicas y proponer algunas consideraciones generales.  La razón de recurrir a Marx  como autor guía de este afán indagatorio, obedece a  que su interpretación sobre el concepto de tasa de interés resulta ser ambivalente. Ambivalente digo, pues así como la variable aparece como dependiente  de fuerzas económicas reales, tales como la oferta y la demanda de capital, la cuota media de ganancia y el carácter cíclico de la producción; de la misma manera se expone como una variable independiente cuya determinación escapa a cualquier tipo de ley económica. La solución a esta interesante paradoja  implica varios pasos que nos encargaremos de seguir por medio, claro, de nuestras aproximaciones, pero que  remite al hecho elemental  de que, en Marx, el  dinero que se presta  se presta como  capital y no simplemente como dinero, por lo que  el dinero en préstamo se convertirte en un valor que se incrementa a sí mismo  y adquiere, además del valor de uso que posee como dinero, un valor de uso adicional que consiste en producir ganancia. Bien, pues de la repartición de esta ganancia entre el prestamista (el que  presta capital) y el prestatario (el que  lo usa para producir ganancia) surge justamente el interés, y la proporción entre lo que se paga por el uso del capital (interés) y la totalidad del capital desembolsado en calidad de préstamo, es lo que reconoceremos aquí  como tasa o tipo de interés, medido en dinero. De tal manera que la tasa de interés así definida  estará en dependencia de:  i).- el nivel o cuota de ganancia y, ii).- el arreglo a partir el cual se distribuye la ganancia total ente prestamistas y prestatarios; es decir, de una variable independiente estrictamente definida por factores económicos objetivos (la cuota de ganancia), y otra, igualmente independiente, pero que escapa en absoluto a toda posibilidad de determinación objetiva (el arreglo de repartición de la ganancia). Una ambigüedad que, como veremos más adelante, coloca a la tasa de interés y su determinación por parte del Banco Central  (o la Reserva Federal), en un espacio de intersección entre, por un lado, el conjunto de determinaciones económicas  propiamente estructurales; y del otro,  el conjunto de  subjetividades pecuniarias, aunque no exclusivamente, propiamente sectoriales o de clase, un conjunto inscrito por este hecho  especialmente en el  ámbito de la política.

Si yo, por ejemplo, he insistido tanto sobre la imposibilidad de la Reserva Federal de los Estados Unidos  de elevar el tipo  de interés referencial (medio), y he justificado tal incapacidad  aduciendo exclusivamente sobre el comportamiento de indicadores macro-económicos (inflación, crecimiento del producto, inversión, consumo individual, empleo, etc.), no es porque desconozca  el componente de indeterminación inherente a la tasa, sino porque considero que la situación de la economía americana (y global) es en este momento de tal “fragilidad” (así mismo lo dijo el Cuchillo-Gurría), que una trasgresión al  mandato de los factores estructurales en virtud de  una expansión imperial futura-imaginada podría significara, simple y sencillamente, una catástrofe en el núcleo duro del capitalismo de Occidente. Lo que de ninguna manera quiere decir  que un incumplimiento semejante siempre deba desembocar en el desastre.

Hacia mediados  de los años 70 del siglo XX, cuando el estancamiento crónico de las principales economías de occidente intentaba saldarse mediante una intervención estatal cada vez más amplia, es decir, cuando el lento crecimiento de su producción, el desequilibrio de sus balanzas comerciales, la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores así como  el creciente desempleo, trataban de encubrirse tras el aumento del gasto y el empleo en el sector público; cuando, además, estas políticas de encubrimiento habían conducido, como bien lo definió en su momento el Ministro de Finanzas británico, Ian McLeod, hacia un estado de  stagflation, esto es, no sólo de inflación galopante sino también de estancamiento económico persistente; y cuando, finalmente, la caída en picada de la cuota media de ganancia y la inflación acelerada redujeron las tasas de interés reales (descontada la inflación) hasta niveles muy próximos a cero.  Es decir, cuando ninguno de todos los indicadores macroeconómicos hacían pensar en una suba de las tasas de interés, Paul Volcker,  designado a la cabeza de la Reserva Federal de los Estados Unidos por el presidente Jimmy Carter, decidió, el 31 de diciembre de 1979, incrementar  los tipos  a niveles sin precedentes desde la segunda guerra mundial; y sus efecto, como veremos más adelante, fueron de tal magnitud como la revolución económica que le prosiguió,  cuyo esplendor transcurre durante la década de los años  90  y su final inicia a partir de la Gran Crisis del 2008-2009. Sin embargo, la llanura esplendida representada por todo  el vasto sistema de Estados asistencialistas en bancarrota,  que hacia principios de los años 7 80 se abrió sin recato para ser penetrados por la nueva norma del capital financiero global,  hoy en día no existe más; en su lugar, dicho en memoria de Lenin,  aparece una planea de ‘partición final’, y final no en el sentido de que una  nueva repartición sería imposible –todo lo contrario, las re-particiones son posibles e inevitables siempre-, sino en el sentido de que la política imperial del capitalismo financiero iniciada a finales de los años 70, ha completado la captura de la tierra no ocupada de nuestro planeta. Por tercera vez el mundo está completamente dividido (Imperialism: 70), y una elevación de la tasa de interés bajo estas circunstancias, podría tener un efecto devastador para occidente. Pero como este es un asunto que trataremos en detalle a lo largo del texto  sólo me resta advertir, por último, que mi motivación en estas notas no responde al  protagonismo-acrobático que tan bien define a la academia mexicana (de ese gremio me despidieron hace tiempo y sin las prestaciones de ley), sino que,  sobre todo, a esta necesidad orgánica que  me empuja a escribir y que tiene que ver muy especialmente con el extraordinario y convulso periodo de la historia que nos ha tocado vivir. El hílo conductor de este trabajo más sus resultados finales, estarán, por ende, siempre orientados por mi preocupación  sobre la crisis actual del sistema capitalista y los que para mí parecen ser sus más probables desenlaces. Trataré de ser breve.

viernes, septiembre 23, 2011

Krugman y la Unión Europea (parte 2)


Krugman y la Unión Europea 2/n

Salvador Rivera.

Apuntamos en la primera parte de ese trabajo algunas ideas sobre la recomposición del centro europeo con ubicación geográfica en Alemania y la emergencia de una periferia depauperada al interior del propio espacio del Schengen; esto, como resultado final (entiéndase hasta el día de hoy) del proceso de integración europea. Con el propósito de poner las cosas en perspectiva expusimos de manera muy general el modelo de Krugman sobre los efectos del libre comercio cuando éste se verifica entre países con niveles de desarrollo desigual (en realidad un argumento propuesto originalmente por Gunnar Myrdal), modelo que anticipa la emergencia de un patrón centro-periferia para el caso de la Unión Europea. Sin embargo, explicamos también, este vaticinio resulta poco convincente ante la magnífica expansión de la producción y el consumo entre los países europeos más rezagados.


Pese a que la predicción de Krugman se limita con exclusividad al comportamiento del sector industrial, la cuestión relevante estriba en que los rendimientos se asumen como crecientes, lo cual quiere decir, poco más o menos, que la tasa media de ganancia por unidad de inversión será tendencialmente mayor en el centro que en la periferia por lo que, en un escenario de libre movilidad de bienes y factores entre países con niveles de desarrollo desigual, el capital y el trabajo siempre fluirán hacia los polos más desarrollado.


A pesar de los malos augurios, las inversiones, tercas, fluyeron en dirección contraria, esto es, desde los países ricos hacia la periferia europea y lo hicieron, además, en proporciones astronómicas, con lo que muy rápidamente los capitalistas ‘pre’ estuvieron en condiciones de ofrecer al mercado europeo algo más que aceitunas: partes especializadas para la industria aero-espacial, por ejemplo, piezas e ingeniería automotriz, servicios especializados en el renglón financiero, del ocio, agroindustria, moda, construcción, comunicaciones, educación, cultura, etc. La razón no descansaba en la voluntad filantrópica de los capitalistas alemanes o fracéses, sino en que la periferia ofrecía una extensa gama de ‘nichos de inversión’ con niveles de rentabilidad iguales o superiores al centro; mientras que el centro, ofertaba el capital ocioso suficiente para sobre-cubrir la demanda de inversión periférica. Pero no sólo eso, los encadenamientos productivos, la escala continental de la producción hacía posible que muchas localizaciones periféricas pudieran operar por debajo de los costos de transacción prevalecientes en sus propios mercados (Ronald Coase, su majestad serenísima, establece esta posibilidad cuando los costos de operación -escala- son menores que los costos en mercados abiertos -costos de transacción), pues desde esta lógica lo esencial no radica en el tamaño del sistema productivo local, sino en la organización del mismo, es decir, en la optimización de la escala global (sistemica) a través de la flexibilización de la producción local. Así las cosas, la economía europea creció en su conjunto, se diversificó, y geográficamente se des-centró (consultese al respecto la abundante bibliografía sobre la ‘organización flexibles de la producción’ en Europa: Pries, Storper, Scott, Kaplinsky, Boyer, Jürgens, Lehendorff, Schumann, Sturgeon, Banyuls, entre muchísmos otros ). Pese a todo, dijimos para finalizar, el resultado último de una Alemania fortalecida frente a una periferia depauperada, invierte tal tendencia y parece reproducir el vaticinio centro-periférico de Krugman. ¿Qué pasó entonces?.


La respuesta, en opinión de nuestra analista-especial (Anonymus) con residencia en el corazón de Europa, destaca tres diferentes razones: i.- la incorporación al espacio Euro de un número creciente de países pobres (Gracia et al) ; ii.- la apertura comercial indiscriminada (abandono de las medidas proteccionistas adoptadas por el Tratado de Roma); iii.- y la ausencia de una instancia supranacional con capacidad de tomar decisiones que respondan, rápida y de manera efectiva, al interés general (la unanimidad o el voto cualificado para la toma de decisiones, más el derecho a veto entre los 27 miembros serían los obstáculos más importantes). Pero dejemos, mejor , el contenido de la respuesta en voz de nuestra enviada:


(Europa) Esta dominada por los países ricos, porque fue creada como una unión económica de países ricos (la Unión Europea –Comunidad Europea para entonces- incluyó originalmente a los países más prospero del continente: Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Holanda, Bélgica, Irlanda y Dinamarca; a la que posteriormente se sumaron Grecia, España y Portugal para hacer un total de 12. Actualmente la Unión Europea cuanta con 27 miembros). Abriéndose a países europeos menos acomodados o pobres, ha aceptado, de hecho, privilegiarlos dentro del sistema hasta que lleguen a un nivel económico comparable al de los fundadores. Eso funcionó bastante bien al inicio para España y Portugal (…) En breve, Europa no tiene los recursos financieros suficientes para comprar la enorme deuda de varios países. Pero lo seguro es que, para salvar a Grecia, Europa si va a encontrar fondos. La sobrevivencia de Europa depende de eso, y no puede permitir que Grecia salga de la zona Euro. Si Grecia lo hiciera, podría salvarse sola de la crisis pero la Unión europea quedaría… muy desanimada y se podría producir el efecto « dominó».


“Otro grave problema de la Unión Europea viene de que, poco a poco, el sistema salió del modelo del Tratado de Roma (firmado en 1957 establece la libre circulación de mercancías, capitales y personas entre los seis miembros originales de la Comunidad Europea, e impone un arancel común para las mercancías llegadas de terceros países), que tenia previsto medidas de protección aduanera para proteger los países de la Unión. Como siempre lo han hecho los Estados Unidos afuera del sistema de su zona de libre intercambio.


"Y lo peor es que el sistema ya no es manejable, aun menos cuando enfrenta problemas que necesitan remedios urgentes. Unos países, incluida Francia, han votado en contra del proyecto de Constitución Europea (En Francia, en realidad, la gente votó más en contra de Sarcozy quien abanderaba el proyecto, que en contra de la Constitución). Pues dicha Constitución preveía un sistema de voto por mayoría de las dos terceras partes en el Consejo de la Unión. En este momento, tomar una decisión, cualquier sea, se necesita un voto unánime (en realidad existen tres formas de ponderación del voto al interior del Consejo de la Unión Europea: la unanimidad, la mayoría cualificada y la mayoría simple, esta última sólo reservada para cuestiones de procedimiento y la adopción del Reglamento interno). Lo que resulta casi imposible cuando votan 27 países con intereses divergentes. Con 27 países que tienen todos derecho de veto, el sistema esta paralizado. Este voto unánime funcionaba muy bien cuando la Unión tenia sólo 12 miembros, después todo se complico.¨


Hasta aquí nuestra corresponsal Anonymus. Y así, dejaremos para la siguiente entrega mi propia opinión sobre las causas de la crisis europea.

sábado, septiembre 10, 2011

Krugman y la Unión Europea


Krugman y la Unión Europea

Salvador Rivera

Con la renuncia de Jürguen Stark a la jefatura del Banco Central Europeo, los duros capitalistas alemanes, los de adeveras rudos del Bundesbank y el Finanzkapital, los liberales del FPD y socialcristianos de la CSU, han asestado un bofetón sonoro a los otros capitalistas manirrotos que piensan que la autoridad monetaria europea debe seguir prestando a los países quebrados; y es que, vamos, en ninguna casa de apuestas con algo de reputación se aceptaría tal cosa, antes, los desfondados deben pagar para seguir jugando.


- ¿Pero cómo, si por definición el quebrado está impedido de comprar, perdón, de pagar? –pregunta una gordita rubia de aspecto bonachón.

- Vaya, pues bien se notan sus inclinaciones igualitarias –responde Henkel-, el quebrado no podrá pagar, efectivamente, mas sólo si se le concibe como jugador, es decir, como ciudadano de la Unión de acuerdo con el Tratado de Maastricht; pero si le considera(mos) empleado del negocio, ya no según la Norma Europea sino que, digamos, la China o la Muy efectiva del norte de México y, además, con su trabajo cubrimos el importe de la deuda, pues claro que el mequetrefe nunca podrá jugar, pero sí pagar; desafortunadamente no todos somos iguales, señorita Merker.


Pero digo mal, porque en realidad no es el azar, la ‘mala suerte’ lo que llevó a la ruina a los wannabe (want to be), no, los motivos fueron otros algo más complejos (¿más complejos que el azaaaaaaaaa, ja.ja? –cuestiona el ‘posmo’). Por allá los albores de los años 90 un señor Paul Krugman, el ilustre premio Nobel de Economía de la Princeton Univercity, en un librito que luego se hice bastante celebre: “Greography and Trade’, tuvo a bien evaluar las expectativas de la unificación europea a la luz de un modelo matemático bastante complicado, pero que bien podemos aquí, con algunas licencias, esquematizar de la siguiente forma: si dos o más países con niveles de desarrollo desigual compiten sin restricciones en el mercado, el o las economías de mayo desarrollo inicial terminarán por imponer sus voluntades, mientras el resto perderá lo poco que tenía, una suerte de desertificación de la periferia frente a la opulencia de los tradicionales nodos imperiales. De esta manera, Krugman pensó que el rendimiento de las inversiones sería mayor mientras mayor fuese el stock de trabajo muerto, de obra, de músculo, de labor, de sabiduría previamente acumulada en cada país, y no a la inversa, como pensamos muchos, que las mayores ganancias siempre esperan detrás de la última línea del mercado. Y digo ‘pensamos’ porque desde luego me incluyo. La así llamada ‘globalización’ fue un evento colosal de expansión capitalista, social y territorial, millones de pre-consumidores se volvieron ‘clase media’, tuvieron acceso a su casita propia hasta con adoratorio zen (♪♪‘cuén-ta-me cómo-pasó’♪♭), muchos al automóvil, cable, Internet, al cine en casa, a la salud y educación par-ti-cu-lar, al crédito. Boyantes clasemedieros catalanes, madrileños, sevillanos de nuevo cuño, sí, pero boyantes, atiborraban los pasillos del Louvre con sus respectivas butifarras bajo el sobaco… todavía en los dosmiles. Algo así como Las Vegas o Miami para el caso mexicano. El propio asenso meteórico del kitsch, de lo posmo, constituye evidencia de la multiplicación exponencial de nuevos mercados de producción y consumo mucho más allá del los criterios ‘centrales' (Fredric Jameson et al. Sin embargo, si esto efectivamente fue así, por qué entonces, al final de la historia, el centro económico de Europa se restablece en Alemania, además, con un poder inusitado. Y por qué, dicha restauración, se verifica mediante la pauperización de la periferia. Dos asuntos que trataremos en la siguiente entrega.

viernes, julio 01, 2011

Arturo de Córdoba en Los Tuxtlas

Arturo de Córdoba en Los Tuxtlas
Salvador Rivera


Los Tuxtlas y una tormenta tropical. Y pienso ahora que nada hace falta, que verdaderamente nada hace falta, vamos, ni la noche, ni el mar, ni la selva, ni nada que impida traer a colación, aquí, la más tormentosa de todas las película de Arturo Córdoba (1). El relámpago, por ejemplo, con ese su sonido de ‘lo mío va en serio’, y su luz, que enciende los potreros y el dosel de la selva; por allá lejos está el mar, que también se ilumina, brevemente, pero se deja ver, plateado, inmóvil, como puesto sobre una tarjeta-postal. En el Salto de Yipantla hay una escalera extraordinaria que baja hasta el pié de la cascada, sus peldaños y recodos están llenos de historias cinematográficas, una de todas ellas, recuerdo, trata sobre la vida de un pintor, o mejor es decir, sobre la búsqueda de un secreto, una verdad oculta que el pintor cree poder develar en la selva de los Tuxtlas. Es Arturo de Córdoba, desde luego, quien, como casi siempre, hace las veces de: “el hombre atormentado por un pasado oscuro o avasallado por una pasión inquietante”, dice la crítica de la época, pero ahora, en los zapatos de un pintor. Pues bien, harto ya de una manera de existir que no le inspira nada, o bueno sí, uno que otro retrato familiar de calidad dudosa, el pintor decide pasar una temporada en el infierno… perdón, quise decir: resuelve el pintor parar en un hotel extraño, marmóreo, hecho de acuerdo con el formato de la certidumbre modernista (ausencia de duda) pero atrapado en ese imposible olor a mar y niebla del pasado que escurre entre las sábanas de todos los hoteles extraños, marmóreos de los años 50’s… en mitad de la selva. Por si faltara: con una vista esplendida hacia el salto de agua, o lo que es igual, con la trampa necesaria y suficiente para capturar secretos, pero no en ese lugar ni en ese tiempo, sino en aquel otro sitio y momento, muchos años después, es decir, en la tormenta tropical que en este mismo instante de hoy, aquí, frente al ventanal y la terraza, desborda sobre la inmensidad de Los Tuxtlas. Y sí, me consta, cayó el secreto.
(1).- Ahora me entero que Arturo de Córdoba nunca hizo una película ni remotamente parecida a la que yo describo.

miércoles, abril 20, 2011

Evangelio y Excepción


Evangelio y Excepción.

Salvador Rivera.
En esta semana santa me gusta hacer lo que siempre hago: buscar de entre las películas del cajón, hasta el fondo, aquella en blanco y negro de Pier Paolo Pasolini: “El Evangelio Según San Mateo”, 1964; todo con el fin de repetir la escena aquella en que Cristo logra entrar al Templo y enfrenta, verbalmente, a los jerarcas del saber judío. Se trata de una escena muy bien lograda, por Pasolini, pero también, desde luego, por Mateo, que es capaz de recoger el punto en que la revuelta cristiana no puede ser ya asimilable, punto de inflexión el cual consiste, desde mi punto de vista, en la exhibición de una manera de reflexionar, de formular ideas que demuestra ser mucho más eficaz (para explicar las cosas del cielo y la tierra) que el canon de Verdades hecho por y para el poder. Sacrilegio!, por supuesto, pero veamos mejor directamente lo que nos dice Mateo y que Pier Paolo Pasolini tuvo a bien poner sobre pantalla:

“Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron:
-¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad?’
Respondiendo Jesús, les dijo:
-Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas. El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres?
Ellos entonces discutían entre sí, diciendo:
Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta.
Y respondiendo a Jesús, dijeron:
No sabemos.
Y él también les dijo:
Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.

Y como éste, otros varios pasajes. Bueno, la cosa es que, creo, la no posibilidad de asimilación consiste en que la verdad del poderoso –gracias al decir del pelandrujo- ha sido completa, total y absolutamente desfondada, y esto, por la simple y sencilla razón de que Todo el Mundo ha dejado de creer en ella (“Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta”).

En los sistemas democráticos –dice muy orondo el niño relamido de Santa Fe-Harvard-MIT-Anexas, estas ‘anomalías’ se incorporan mediante una variedad de mecanismos, la conversión o domesticación del decir original en piezas discursivas ad hoc, y por esta misma vía, la ampliación del menú democrático, de tal manera que la marginalidad anti-sistémica siempre deberá concurrir hacia la formación de nuevos y más elocuentes mercados de consumo y opinión.

Pensemos en el fenómeno hippie (jipi), por ejemplo, aquel que tan numerosos adeptos tuvo durante los años 60’s. En este caso, el cuestionamiento sobre el modo victoriano (patriarcal) de vida fue demoledor, pero también cuestionó el consumismo exacerbado, la relación hombre-naturaleza, la posición de la mujer en la sociedad, la verdad científica, el rol de la instituciones, la libre capacidad de decisión sobre el uso o no de sustancias o ventanas de percepción, y otras cosas más. Bueno, el asunto es que, al pasar de los años, la figura trasgresora del hippie logra ser asimilada casi en su totalidad: nos hicimos más ambientales (The Green Corner: Magister dixit), menos crédulos sobre las bondades del progreso, desmitificamos las figuras del padre y la madre, nos liberamos sexualmente, y hasta fumamos marihuana, solo que esto último siempre en el closet. El problema consiste aquí, en que la asimilación no logra o no puede ser total, el sistema no es capaz de convertir todos los rasgos de la ‘anomalía’ en productos mercantiles con visa de identidad, sino que los incorpora como excepción a la norma, fuera de la ley pero dentro del espacio de vida, la mariguana, por ejemplo, que si bien se produce, vende y consume, permanece, en México, fuera de la ley; pero tampoco es capaz de reconocer la libre movilidad de las personas entre países, aunque el hecho también le otorgue beneficios: ¿De dónde son las mercancías, del cielo o del hombre?, Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a la Mercancía por profeta.

El asunto consiste, pues, en si el sistema capitalista será capaz de otorgar carta de ciudadanía al consumo, producción y venta de drogas, o a la migración ilegal, en el marco de la libre circulación de personas y mercancías. O si, por el contrario, el único recurso que le resta consiste en 'exceptuar' el hecho, tal, como, al fina, hizo Caifas con el pensar de Cristo, un pensar socialmente asimilado, aunque formal o legalmente desterrado. Salida que tiene que ver, naturalmente, con el Estado de Excepción, y que trataré en próxima entrega.

sábado, abril 16, 2011

El Margen: segunda etapa

El Margen en su segunda Etapa

El Margen en su Segunda Etapa
Salvador Rivera

Ésta que inicia hoy, es, o pretende ser, la segunda etapa de El Margen. Durante el periodo de inactividad, cerca de 4 años corridos, sucedieron varias cosas relevantes, tanto, que el aire que se respira ahora resultaría casi indescifrable para los habitantes de aquel 2007 remoto. La crisis global del 2008, por ejemplo, que desmorona el (pos)dogma acerca del ‘fin de la historia’ y hace dudar sobre la eternidad del mundo de las mercancías. La llegada de un hombre negro a la presidencia de los Estados Unidos que habla sobre la capacidad renovadora del Imperio, pero también advierte sobre la posibilidad de‘la última carta’ antes de la militarización y la guerra. La epidemia de Influenza A(H1N1), cuyo manejo reproduce (con el propósito de perpetuar) el modelo foucaultiano de vida en la sociedad Capitalista y señala a la multitud (sociedad civil e incivil, entendida esta última en su sentido más mundano: incivilizada, no integrada, ilegal, no ‘ciudadana’) como el objeto de control de tal dispositivo. Las insurrecciones del Magreb, que legitiman el uso de la red como instrumento activo de lucha social, pero sobre todo subrayan la incompatibilidad entre el control y la libre circulación de ideas y mercancías. Y al final, victima de esta misma incompatibilidad, el estado de guerra en el país (México). Todas estas cosas en un santiamén. En resumen, desde 'la transición a la democracia'-al Estado de Guerra.

¿Cuál es mi postura frente a todo esto?. La misma: me regocija pensar la evolución económica del capitalismo; veo con beneplácito y hasta con divertimento las deducciones teóricas de los ultra-liberales, aunque advierto con terror la militarización sistémica en todo puto lugar en que estos mismos niiiioleberales tratan de 'operativizar' sus dogmas de fe; celebro la horizontalidad; el arte; la pluma, la imagen, los espíritus libres y todo lo perteneciente al paleolítico, es decir, a la fuente, a la savia de los impresionistas. Así pues, esta segunda etapa de ‘El Margen’ estará inscrita en dicha tradición, a saber: la del puro Impresionismo-Cavernario, grafiteado pues, dicho con el lenguaje de la calle…Por cierto, la calle, bien, pues en en la calle se dicen cosas duras, oscuras, después de todo es la 'vía', el lugar sin chance, sin oportunidad de abogacía, lugar en el que las cosas se rapean, se pintan, se rayonean, chorrean...chorrean los mensajes del cosmos sobre el inmaculado muro de la razón, cañón; algunos, los más deslumbrantes, los más anarquizantes, son gritos de locura, dura, como venidos desde el Heavy Metal Alemán, ahora ruso, francés…desde las cavernas de un sueño fuera de la tierra, desde la muerte en guerra. Nadie aquí espera cordura, menos cuando la insensatez se ha apoderado ya de los hechos. Seamos insensatos, es la consigna, existen pocas ventanas en la historia en que la insensatez se hace obligada, estamos ante una, quizás la más extensa e impredecible.

Así es que, respetable lector, este barco que zarpa es amplio, limpio y bien iluminado, a decir del capitán Ernesto Hemingway, suba el que quiera, veremos lo que opina el oleaje.