domingo, octubre 18, 2009

El Breviario de Ramsés

El Breviario de Ramsés

Por Mario Rivera Ortiz

1.- El arresto se consumó el jueves 1 de octubre, cuando Ramsés Villarreal Gómez iba a la UAM-Xochimilco a cumplir con su servicio social. Cuatro sujetos vestidos de civil lo bajaron del microbús donde viajaba y lo subieron a una camioneta de color azul; cuenta Ramsés que los policías le dijeron que lo iban a violar, que se callara y por supuesto le taparon la cabeza y lo agacharon para que nadie lo viera y luego hacer con él lo que se ofreciera. La misma noche de su arresto agentes federales, cumpliendo orden del juzgado de medidas cautelares realizaron una “inspección ocular” en su domicilio y se llevaron dos computadoras. Ya en las instalaciones de la PGR lo metieron a un bodegón en donde lo interrogaron tres sujetos de rostro patibulario, quienes le exigieron que se confesara culpable de las explosiones en tres bancos, una boutique y una agencia automotriz durante el mes de septiembre. Como no obtuvieron la confesión “voluntaria”, le ofrecieron liberarlo y convertirlo en testigo protegido si identificaba y acusaba en falso cuando menos a 15 activistas estudiantiles cuyas fotos le fueron mostradas insistentemente durante 10 horas. Al rechazar la nueva y generosa oferta, Ramsés fue trasladado al Reclusorio Preventivo Varonil Sur, bajo la acusación de terrorismo.(1)

Entre las “evidencias” que la policía presentó contra Ramsés se cuenta una carta anónima depositada en el buzón de denuncias de la PGR que contenía recortes de periódicos sobre las explosiones y el nombre “Ramsés” en un cartón cualquiera, una foto que no era suya y dos computadoras que nada tenían que ver con los “atentados terroristas”. La policía incluso obtuvo un “testimonio” de una tal Gloria N, quien dijo que su vecino se caracterizaba por un “comportamiento violento”.(2)

Eso fue todo lo que la policía pudo acopiar para estructurar su acusación y mostrar al juez 15 en procesos penales federales, Ranulfo Castillo Mendoza para tratar de encarcelar a Ramsés Villarreal Gómez.

La identificación del estudiante “se determinó por el trabajo profesional y técnico de los peritos de la PGR, quienes rindieron dictámenes en antropología e identificación fisonómica”, (¡Vaya peritos!)

2.- Inmediatamente después del arresto de Ramsés se inició su defensa política y legal. El día 4 de octubre hubo una manifestación de los abogados, estudiantes y profesores universitarios frente a diversas instalaciones de la PGR.

El siete de septiembre apareció en Correo Ilustrado de La Jornada una carta abierta suscrita por un grupo de profesores y profesoras del posgrado en desarrollo rural de la UAM-Xochimilco, que denunciaba “la intención del gobierno federal de criminalizar los movimientos sociales, incluido el estudiantil, y llamaba a la comunidad universitaria a estar pendiente de las acciones de la PGR contra Ramsés.” Firmaron: Carlos Rodríguez Wallenius, Catalina Eibenschutz Harman, Luciano Concheiro Bórquez, Rafael Calderón Arozqueta, Olivia Acuña Rodarte, Miguel Meza Castillo, Carlos Cortez Ruiz, Gabriela Contreras, Roberto Diego Quintana, Arturo León López, y Alejando Cerda García.(3)

En la misma sección de La Jornada del día 12 de octubre, apareció otra carta de protesta por dicho atropello policiaco firmada por unos 26 estudiantes de las generaciones 13 y 14 de la maestría en Desarrollo Rural de la UAM-X y desde el ámbito internacional llegó otra carta solidaria con Ramsés, suscrita por Independet Citizen Front, Nueva Zelanda. Responsable: Christian Marcel Cebollero Gutiérrez.(4)

¿Y los partidos políticos mexicanos de izquierda y de derecha qué hicieron por Ramsés? ¡Los mariachis callaron!

3.- El día dos de octubre, poco antes de la media noche Ramsés fue liberado, luego que el juez Castillo Mendoza descalificó por ilegal su detención y la Fiscalía Federal que había buscado en dos ocasiones la orden de aprehensión para Ramsés, por razones que aún se desconocen, notificó al juez que no impugnaría su decisión, lo que en este ámbito es un verdadero garbanzo de a libra, ya que en los casos políticos los jueces tradicionalmente se someten sumisos a las consignas gubernamentales o bien, la fiscalía opta por pedir a un tribunal unitario (superior jerárquico de un juez de distrito) que revoque la resolución de primera instancia y ordene la captura del inculpado. Así pues de acuerdo con informes de la causa penal 122/2009 el agente del Ministerio Público Federal adscrito al juzgado decimoquinto de procesos penales federales con sede en el Reclusorio Sur, notificó el día 6 de octubre al juez Castillo Mendoza, que renunciaba a su derecho legal de impugnar la negativa del juzgador de primera instancia, pero como la doble negativa del juez Castillo, no tiene los alcances de “cosa juzgada”, se reservaba la opción de volver a acusar a Ramsés Villarreal Gómez por los mismos “delitos”.(5)

La PGR, como siempre, no se disculpó ante el estudiantado, la comunidad universitaria y la ciudadanía por sus “errores”, pero tuvo que reconocer que sus suposiciones eran “equivocadas”, pues en la casa del estudiante no se encontraron armas, artefactos explosivos u otros elementos indiciarios de la presunta culpabilidad de Ramsés. Con dicho anuncio de la autoridad ministerial terminó, por el momento, la acción desplegada por la PGR.(6)

Por su parte Elizabeth Ángeles Palmillas, sostuvo que la detención ilegal de su esposo, evidencia que el Estado sólo busca satanizar la lucha social e incriminar a inocentes, es decir buscaba chivos expiatorios.(7)

La maniobra policíaca fue tan burda y repudiable que Magú, el monero más auténtico que existió, no pudo menos que hacer un inspirado cartón titulado “Ramsés o el estreno”, refiriéndolo a la responsabilidad del titular de la PGR, Arturo Chávez Chávez, recién designado.(8)

Parecía que las cosas ahí habían terminado; sin embargo, Ramsés sentía que el infierno continuaba, porque, decía, su familia y él mismo estaban preocupados por lo que pudiera venir. “No sabemos que va a pasar con las amenazas que me hicieron cuando decidí no declarar lo que querían los agentes de la PGR. Me dijeron que iba a tener represalias, que iba a estar encarcelado toda mi vida, que me iban a sembrar bombas, etc.”.(9)

Entonces Ramsés, como mandan las leyes de la guerra, pasó a la ofensiva y el día 12 de octubre presentó denuncia penal en contra de los funcionarios de la PGR que ordenaron su arresto y contra los agentes ministeriales que lo interrogaron. Los acusa de haberlo privado de la libertad y torturado durante diez horas.(10) ¿Serían sólo sus nervios?

4.- Datos biográficos de Ramsés: A los 17 años, participó en la huelga de la UNAM de 1999-2000. En esa época era estudiante de la Escuela Nacional Preparatoria, plantel 6. Fue detenido el 3 de febrero de 2000 por agentes de la Policía Federal Preventiva durante su incursión en la preparatoria 3, días antes de su irrupción violenta en Ciudad Universitaria. En mayo de 2004, cuando Ramsés estudiaba la carrera de economía fue expulsado de la UNAM por incurrir en supuestas “conductas antiuniversitarias”, bajo la “democrática” rectoría del doctor José Ramón de la Fuente. A los 27 años terminó la carrera de sociología con promedio de 9.6, en la UAM-X y actualmente Ramsés, realiza su servicio social en la revista Argumentos, publicada por la UAM.

5.- Ante los hechos referido no cabe sino hacer las siguientes consideraciones: La lista de estudiantes sospechosos de terrorismo que ha confeccionado la PGR y el Cisen corresponde a alumnos de escuelas preparatorias y de universidades públicas, entre ellas de la UNAM, IPN, UAM y forma parte de un documento de información confidencial considerado por el gobierno federal como de “seguridad Nacional”, según consta en la averiguación previa PGR/DDF/SPE/- 4126/2009,(11) obviamente con fines represivos a corto y largo plazo. Quizá como material útil para un sorpresivo golpe de mano nocturno.

Una de las implicaciones más sombrías del caso de Ramsés es la que se desprende de la mención, nada casual, del conocido caso de la estudiante Lucía Morett. Según La Jornada, “trascendió” que la PGR investigaba la posible vinculación de simpatizantes de Lucía, entre ellos Villarreal Gómez, con los ataques a las sucursales bancarias”.(12) Sombría y significativa implicación…

Paralelamente, y no por casualidad, desde las primeras explosiones, a mediados de septiembre, se comentaba en los cafés de Bucareli que un reportero del diario Milenio estaba recabando en Colombia cierta información sobre las FARC y la estudiante mexicana, sobreviviente de la matanza uribiana de Sucumbios. Nadie prestó atención a dichos comentarios, pero poco después, en el diario citado, apareció una amplia nota, según la cual la “justicia” del gobierno “progresista” ecuatoriano del presidente Rafael Correa, había encontrado un centro de producción de droga, ligado a la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), muy cerca del campamento de la guerrilla donde estuvo Lucía Morett, según el decir del enviado especial de Milenio, Víctor Hugo Michel.(13) La suposición filtrada por la Fiscalía Antiterrorista de México y el nada casual reportaje de Milenio, parecen acontecimientos sin ninguna relación entre sí, pero se necesita ser muy ingenuo o estar muy alejado de los acontecimientos actuales para no sospechar que la detención de Ramsés, la lista de estudiantes sospechosos de terrorismo confeccionada por la Fiscalía Especial, el reportaje de Milenio sobre las FARC y la doble mención de Lucía Morett, no forman parte de una y la misma intriga de la policía política trasnacional, made in USA, para alcanzar simultáneamente varios objetivos a cual más de perversos.

El montaje del caso Ramsés, además, resulta ser una calca exacta del emblemático affaire de los hermanos y estudiantes de la UNAM, Alejandro, Antonio y Héctor Cerezo, conocido en detalle por el pueblo mexicano. La vieja técnica policíaca fascistoide pues, se puso nuevamente en boga: primero una serie de “palomazos” inocuos contra instituciones bancarias y comerciales ejecutados por autores “protegidos”, luego la consabida racha mediática amarillista contra el “terrorismo” que involucra a todos los diarios de la ciudad de México sin excepción, para desembocar en el arresto, tortura, encarcelamiento y “proceso” contra víctimas inocentes, que por antonomasia resultan ser estudiantes disidentes.
¿Qué se train contra los estudiantes, pues?
Referencias Periodísticas
(1) La Jornada, lunes 5.10. de 2009
(2) La Jornada, martes 6.10. de 2009.
(3) La Jornada, miércoles 7.10. de 2009.
(4) La Jornada, miércoles 14 de octubre de 2009.
(5) La Jornada, miércoles 7.10. 2009.
(6) La Jornada, jueves 8.10. 2009.
(7) La Jornada, sábado 3.10. de 2009.
(8) La Jornada, lunes 5.10. de 2009.
(9) La Jornada, lunes 5.10.2009.
(10)La Jornada, martes 13 de octubre de 2009.
(11) La Jornada, 6 de octubre de. 2009.
(12) La Jornada, viernes 2 de 2009.
(13) Milenio, sábado 10 de octubre.

domingo, septiembre 27, 2009

Metro Balderas

Metro Balderas
Salvador Rivera
La tarde del viernes 18 de septiembre del 2009 baja un hombre hasta los andenes del metro Balderas, va solo, o bueno, acompañado por una maletita, así se dice. El hombre tiene 38 años de edad, un bigote ralo que hace recordar a Mario Aburto Martínez, fuerte, con algo más de 85 kilos a su favor. Como si nada, saca el hombre de entre sus pertenencias un bote de pintura o un marcador, aditamento con el que intentará inscribir ciertas leyendas sobre los muros de la estación. El sistema de seguridad del metro entra en alerta roja, un dispositivo por muchos años engrasado trata, ahora, de impedir, a toda costa, la acción ilícita de un infractor. El hombre vuelve a sacar de entre sus ropas algo, pero esta vez envuelto en un trapo, en una bolsa quizás, es un revólver calibre .38 espacial. Se enfrenta. Mata a un oficial de policía, más un civil y lesiona a otras ocho personas. Después de unos minutos de intercambio de fuego, el hombre es desarmado y detenido por elementos de la Policía Judicial del Distrito Federal.

Hacía tres días de su llegada a la Ciudad de México, venía desde por allá, desde un rancho llamado ‘La Tapona’ en el municipio ‘Unión de San Antonio’. Un lugar de muchas vacas, moscas, hartos vaqueros y, como es el caso, encendidas pasiones religiosas: la región de los Altos de Jalisco, uno de los viejos enclaves lecheros del consorcio multinacional Nestlé, así como el bastión de la iglesia católica mexicana durante la Guerra Cristera. Bueno, pues desde ahí venía el fulano, quien dedicaba la mayor parte del tiempo a cuidar de sus vacas, leer la Biblia y atender, de paso, sus propias superficies de cultivo. Había estudiado veterinaria y recibido por nombre: Luis Felipe Hernández Castillo.

Pero ¿Qué escribía o pretendía escribir Luis Felipe Hernández sobre las paredes del metro?. Es decir, ¿Con qué propósito habría hecho el largo viaje desde ‘La Tapona’ hasta los andenes del metro Balderas? ¿Qué verdades o hallazgos querría comunicarnos?. De acuerdo con declaraciones hechas la misma noche del 18 de septiembre por el procurador de justicia del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera: “…el detenido se encontraba realizando pintas al interior de los andenes de la línea 3, con la leyenda: ‘Este gobierno de Criminales’” (1). Sin embargo, tan sólo un día después, la tarde del sábado 19 de septiembre, el propio Mancera declara nuevamente ante la prensa, aunque esta vez en un sentido algo diferente: “Entre lo que dijo el asesino se destaca el alegato de que es un ‘mensajero’ que debe difundir mensajes religiosos y ambientalistas a toda la población… ”(2). Pero todavía más, el lunes 21 de septiembre, Francisco Bojórquez, director del Transporte Colectivo Metro, se refiere al contenido de las pintas de la siguiente forma: “…estaba pintando, eh, decía que: ‘el gobierno…nos conduce…nos conlleva al hambre y al calentamiento global’. Y ahí es donde se quedó”(3) . Es decir, que en el transcurso de sólo tres días, la versión oficial acerca del contenido del ‘mensaje’ pasa desde el inflamable:‘Gobierno de Criminales’, hasta un reclamo más bien santurrón, parecido al de: ‘Salvemos a las Ballenas’.

Aceptemos, aunque sin conceder, que el móvil principal de Luis Felipe Hernández haya sido, efectivamente, el de dar a conocer su preocupación por la ineptitud de nuestros gobernantes frente al fenómeno del ‘calentamiento global’. Esto, en realidad, no cambia sustancialmente las cosas, toda vez que el asunto medular del incidente no descansa en el contenido de la pinta, sino que, mucho más allá, queda referido a un acto de imperdonable desafío contra el vasto, omnipresente dispositivo de control policíaco impuesto por Estado Mexicano y, más particularmente, por el Gobierno de la Ciudad de México sobre el conjunto de la población capitalina. Veamos.

Uno de los ejes estratégicos en los programas de gobierno, tanto federal como local, ha quedado referido al rubro de Seguridad. En esta línea, el Gobierno de la Ciudad de México se ha empeñado en un pretencioso intento por modernizar los sistemas de control y vigilancia de la capital del país. Así, con una inversión equivalente a los 23 mil millones de pesos en el rubro de seguridad y procuración de justicia para el año 2009 (10 mil 568.8 millones de pesos en seguridad y los 12 mil 431.2 millones restantes para la procuración de justicia), el gobierno capitalino habría superado, en más de ocho veces, el gasto correspondiente para el año 2005, todo lo cual supone que, mientras en la ciudad capital el desembolso per cápita por concepto de seguridad alcanza, hacia el año 2009, un cifra de 1,948 pesos, en el resto de la república esta cifra sólo llega a los 308 pesos, es decir, un gasto por habitante más de seis veces superior respecto al monto correspondiente al agregado nacional(4). En consecuencia, los sistemas de seguridad han experimentado una expansión inusitada. A manera de ejemplo baste señalar que durante los primeros meses del año 2009, se inicia un amplio programa de vigilancia digitalizada, cuyo objetivo persigue colocar un total de 10,050 cámaras de video a lo largo y ancho de la Ciudad de México: Tres mil trescientas cámaras estarían dispuestas en escuelas públicas; 300 en centros recreativos; 4,200 en ‘sitios con alta incidencia delictiva’; y 250 en las instalaciones de Protección Civil, del metro, embajadas, consulados e instituciones federales(5) . De igual manera, cuantiosos recursos han sido destinado hacia la profesionalización del cuerpo policíaco (200 millones de pesos para el año 2009); la adquisición de patrullas y armamento (400 millones de pesos); y para la geo-referenciación de actos delictivos (vigilancia satelital) la cantidad se establece en 35 millones de pesos. Existe otro rubro muy poco publicitado pero de igual importancia en el diseño de control y vigilancia de la Ciudad de México, es el que se refiere a la ‘policía civil’, o dicho en otros términos, a la corporación encubierta de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federa. El 12 de agosto del año 2008, Manuel Mondragón y Kalb, secretario de dicho ministerio, declara ante los medios que los ‘agentes vestidos de civil’, sin armas y sin ningún tipo de distintivos de la SSP-DF, se apostarán en los lugares en los que haya mayores denuncias sobre robos, asalto a transeúntes, venta y distribución de droga, secuestro, entre otros. Por lo que ese mismo día anuncia el Secretario la puesta en operaciones de una primera sección de ‘Policía Civil’ conformada por 400 elementos de la SSP-DF (6) .

La Ciudad de México se ha convertido, pues, durante los años de administración perredista (aunque desde luego, bien podrían haber sido priístas, panistas, verdes, etc.), en un espacio rigurosamente vigilado (y controlado) como consecuencia de una muy rápida expansión de los dispositivos de control policíacos. Con esto dicho, retornemos ahora hasta los andenes del metro Balderas. Luis Felipe Hernández pinta algo sobre los muros de la estación, puede ser cualquier cosa: ‘Gobierno de Criminales’, por ejemplo, o en su defecto: ‘el gobierno…nos conduce…nos conlleva al hambre y al calentamiento global’. Se aproxima hasta él un policía bancario, se trata de Víctor Manuel Miranda Martínez, quien indica a Luis Felipe Hernández el carácter ilícito de sus actos. Se hacen de palabras, forcejean, Hernández saca la pistola envuelta en algo parecido a un trapo. “¡Tranquilo, qué te pasa!” grita el policía. Luis Felipe Hernández dispara a quema ropa. El policía bancario se desploma sin vida. Un policía más se abalanza sobre Hernández, forcejean también, el policía resbala, Hernández lo encañona, sin embargo, en esta ocasión, el policía logra darse a la fuga aunque con herida de bala. Segundos después, desde uno de los vagones, sale corriendo un hombre vestido de ‘civil’, lleva pantalón oscuro, camisa blanca con mangas hasta el codo, se precipita sobre Hernández con los brazos extendidos hacia el frente y con la intención evidente de desarmarlo, no lo logra, cae, vuelve a intentarlo, falla de nuevo, trata de tomarlo por las piernas, recibe varios impactos de bala, persiste en el intento, Hernández dispara contra él nuevamente, pero esta vez, recargando el cañón de su pistola sobre la cabeza de la víctima, el hombre vestido de ‘civil’, Esteban Cervantes, recibe el tiro, se desvanece, muere. Lo que sucede después corresponde con un operativo de cercamiento, frente al cual Hernández resiste hasta el momento de quedar agotados todos los cartuchos de su arma de fuego(7).

Ante estos hechos surgen, al menos, dos relatos contrapuestas. El primero, tiene que ver con la versión del homicida ‘desquiciado’. De acuerdo con esta interpretación, Hernández es, desde luego, un hombre carente de toda razón y en consecuencia, sus actos, un conjunto de piezas inconexas. Es un hombre sin plan, un hombre sin memoria o, cuando mucho, con un tiempo de retención no más allá de10 minutos. Va a la estación Balderas, seguramente guiado por el mandato de una voz que le habla persistente al oídos, ocupa sus ideas, las gobierna. Pero esta voz, cuyo punto de emisión está fuera del mundo, igual podría haber ubicado la ‘misión’ en el zoológico de Chapultepec, por ejemplo, en la Basílica de Guadalupe, o el piso más alto de cualquier rascacielos de la ciudad. Da lo mismo. Hernández pinta algo, cualquier cosa: sobre ballenas amenazadas por el calentamiento global o en alusión a nuestros gobernantes criminales, una y otra consigna tiene exactamente el mismo peso. Esta voz no se distingue por ser especialmente rigurosa sobre el contenido de los mensajes, en realidad, es un asunto que poco le interesa. Es la voz que controla la conducta de un loco. Hernández mata a un policía, a un civil, como también podría haber disparado contra sí mismo. No obstante y sea como cómo haya sido, Hernández opta por la estación Balderas y ahí, enfrentar a la sociedad en su conjunto. Al policía, por ejemplo, quien, después de todo, no es más que el depositario de la potestad soberana con miras a velar por el bienestar de todos nosotros. Pero también contra el civil, contra el personaje de la calle, el transeúnte desinteresado que, dado el caso, podrá responder (heroicamente) ante cualquier acto que amenace lesionar la estabilidad del núcleo social del cual forma parte. Contra el ama de casa, quien ve violentamente interrumpida su rutina de vida. Contra los niños y los jóvenes que adivinan en los actos de Hernández, algo así como El Final de la Historia, es decir, el colapso de the World of Fantasy. Contra todos, Hernández, el loco, saca su revólver y dispara: contra mujeres y hombres; pobres y ricos; indios y blancos; narcos y patriotas; altos y chaparros. Así las cosas, el relato del loco parecería calzar a pie juntillas. Es más, en Estado Unidos, Europa y Japón dichos eventos se han llegado a convertir en un asunto tan trivial como las riñas de cantina. Sin embargo, no todo embona tan exactamente en su sitio, la versión tiene su punto flaco, ¡joder!. Según el sistema de justicia mexicano, Luis Felipe Hernández no es un loco. Hernández es un delincuente y, como tal, un hombre dotado de personalidad jurídica, esto es, un ciudadano con capacidad mental suficiente para responder ante la norma legal. Curioso, mientras los medios de comunicación persisten en machacar sobre la versión del loco, la ley decide condenarlo a prisión, justo por considerar que Hernández… es un hombre cabal.

El reconocimiento explícito del procurador capitalino respecto a la capacidad mental de Hernández para enfrentar un proceso penal, nos coloca entonces ante una segunda disyuntiva, esto es, ante la posibilidad de que Hernández, más que un loco, pertenezca a la categoría de los outsiders. Aquí, Hernández ha salido por entero del entorno social, para colocarse ahora en una nueva posición de exterioridad, a partir de la cual logra mantener una visión panorámica de la circunstancias y hacer una valoración precisa acerca de las implicaciones que supone escribir sobre las paredes del metro:¡Gobierno de Criminales!. Si Hernández lo escribe, a pesar de todos los riesgos, es porque se encuentra absolutamente convencido acerca del carácter criminal de nuestros gobernantes, y si esto es así, es decir, si nuestros gobernantes efectivamente pertenecen al subgrupo de los criminales, entonces la reacción que Hernández deberá provocar, tendrá que estar acorde con la formulación de su propio diagnóstico. Imbuido en esta lógica, Hernández se dirige al metro (y no a otro lugar) porque sabe que es uno de los puntos más concurrido y vigilados del área metropolitana. Además, lo hace armado. Ni un ápice de credulidad, Hernández decide inscribir su leyenda justo al interior del Hocico del Lobo (en la gueule du loup, o mejor dicho, Il s'est jeté dans la gueule du loup). Su acto no es entonces, sino la invocación de todos los demonios ocultos, mismos a los que Hernández ha resulto enfrentar. Un primer policía lo intercepta, le exige que abandone su intención de pintar sobre el muro, discuten, forcejean, Luis Felipe Hernández dispara a quema ropa sobre Manuel Miranda, miembro activo de la Policía Bancaria e Industrial del Distrito Federal. Miranda muere instantáneamente. Un segundo policía se abalanza sobre él, luchan, el agente resbala, Hernández lo encañona, el policía consigue incorporarse y, acto seguido, correr por su vida. Poco tiempo después, Esteban Cervantes sale de uno de los vagones, trata de desarmar al agresor. Esteban viste de civil, es un civil, así se ha dicho en todas partes, la prensa mexicana en su conjunto, al igual que destacados intelectuales de ‘oposición’(8) , extienden de inmediato el corridillo acerca del ‘héroe-humilde-vestido-de-civil’, un relato redondo que trata sobre el ‘herrero-heroico’. Sin embargo, en su primera comparecencia ante los medios, siempre con el propósito de brindar la versión oficial sobre los hechos, Miguel Ángel Mancera, quien narra los acontecimientos conforme avanza el video tomado por las cámaras del metro, dice lo siguiente con relación al ‘civil’ Esteban Cervantes: “Este compañero civil (el señalizador electrónico operado por Mancera ilumina el cuerpo sin vida de Cervantes Barrera) también trabaja en la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, que fue el que lo enfrentó. No es oficial de policía pero ahí…ahí presta sus servicios…”(9). Cuentan testigos presenciales que mientras Cervantes se arrojaba sobre la humanidad de Luis Felipe Hernández, éste le indicaba, una y otra vez: “No, con ustedes no es la bronca, la bronca es contra el gobierno”. A pesar de las numerosas advertencias, Cervantes, no sabemos si en su calidad de ‘civil-herrero-heroico’, o en su condición de empleado de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federa, vuelve a la carga hasta el momento mismo del fatal desenlace.

Mientras ambos se ocupaban en la mortal contienda, hasta ellos se aproxima otro hombre ‘vestido de civil’. Al igual que Cervantes usa pantalón oscuro y camisa blanca. Delfino Aguilar Martínez es su nombre. Llega hasta ellos, intenta neutralizar a Hernández pero no lo consigue, a cambio, recibe un impacto de bala en mitad del pecho que, para su fortuna, sigue una trayectoria en sedal para salir a la altura de la axila derecha. Flexiona las piernas hasta casi tocar con las rodillas el suelo, retoma la vertical, gira y se aleja tambaleante del agresor hasta salir de escena. Delfino narra de la siguiente forma lo sucedido: “Cuando yo veo al señor forcejeando con ese tipo del arma, lo que hago es…caminar por la raya de seguridad del metro, irme acercando poco a poco, lentamente, ¿no?, pa’l momento que yo lo tuviera lo más cerca que se pudiera, eh, dar el brinco y tratar de agarrarle la mano y quitarle la pistola, no sé...”(10). Delfino es una persona humilde, de actitud resuelta, y quizás, sólo quizás, empujado a la acción por la única fuerza de la solidaridad entre seres humanos. Sin embargo, según consta en el reportaje hecho por Mario Torres para Noticieros Televisa, Aguilar ha resultado ser, también, ‘trabajador administrativo’ de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal: “…Este empleado de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federa –asegura Torres- dijo que le molestó que el agresor hubiera disparado en contra de las personas…”(11).

De acuerdo con esta segunda versión, Luis Felipe Hernández ha dejado de ser solo un outsider, para convertirse en alguien con la capacidad de anticipa (correctamente) las consecuencias que desencadenarán sus propios actos y -a pesar de todo- tomar la decisión (suicida) de ‘ponerle el cascabel al gato’. Pero todavía más. La acción de Hernández revela, voluntaria o involuntariamente, las fuerzas a las que deberá enfrentarse un ciudadano, si en sus planes está transitar por el Hocico del Lobo, es decir, inscribir sobre los muros de cualquier lugar muy concurrido –y obligatoriamente vigilado- algo así como: ¡Gobierno de Criminales!.

Ya para finalizar, sólo quisiera hacer pasar al frente a uno de mis más caros y distinguidos amigos, se trata de Walter, judío él, quizás por eso me merezca todavía más admiración y respeto. Su apellido es Benjamin, Walter Benjamin su nombre completo. Pues bien, Benjamin se refiere así al significado de la violencia cuando ésta ha sido tomada en manos de quien prescinde del Derecho, es decir, por quien se ha saltado hacia el otro lado de las cosas y colocado, con ello, al margen de la norma legal:

“…Será necesario…tomar en consideración la sorprendente posibilidad de que el interés del derecho por monopolizar la violencia respecto a la persona aislada no tenga como explicación la intención de salvaguardar fines jurídicos, sino más bien la de salvaguardar al derecho mismo .Y que la violencia, cuando no se halla en posesión del derecho a la sazón existente, represente para éste una amenaza, no a causa de los fines que la violencia persigue, sino por su simple existencia fuera del derecho. La misma suposición puede ser sugerida, en forma más concreta, por el recuerdo de las numerosas ocasiones en que la figura del ʺgranʺ delincuente, por bajos que hayan podido ser sus fines, ha conquistado la secreta admiración popular…”(12)

He tratado de hacer aquí varias descripciones de un mismo hecho, con el único propósito de dejar a usted, distinguido lector,formular la (o las) conclusión(es) definitiva(s). Después de todo, casos como éste, en que la aplicación de toda la fuerza del Estado hace de su propio relato la verdad general, siempre vuelven a escena con un nutrido cargamento de nuevos personaje, peripecias… e insospechados desenlaces.





REFERENCIAS PERIODISTICAS Y BIBLIOGRAFICAS
(1)Milenio.com, ‘Desquiciado’, provoca balacera en Balderas tras hacer pintas: PGJDF, documento en línea, http://milenio.com/node/287955?page=1
(2)sdpnoticias.com, Asesino de metro Balderas es de Lagos de Moreno, Jalisco, asiduo lector de la Biblia, documento en línea: http://sdpnoticias.com/sdp/contenido/2009/09/19/494143)
(3)Milenio Televisión, Programa ‘En 15’, Carlos Puig, video en línea:
http://www.milenio.com/portal/
(4)PGJDF, “Destina el GDF más de 23 mil millones de pesos a Seguridad Pública y Procuración de Justicia para 2009”, documento en línea: http://www.terra.com.mx/articulo.aspx?articuloId=762340
(5)WEB Report GDF, 28 de febrero de 2009, “El Distrito Federal Tendrá más de 10,000 cámaras de vigilancia en el 2011”, documento en línea: http://www.portalautomotriz.com/content/2/module/news/op/displaystory/story_id/6782/format/html/
(6)La Crónica, “La ‘Policía de Civil’ de la SSP iniciará con 400 elementos”, documento en línea: http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=378221
(7)Noticieros Televisa, “Policía que detuvo al atacante del Metro Balderas”, documento en línea: http://www2.esmas.com/noticierostelevisa/investigaciones-especiales/098903/el-policia-detuvo-al-atacante-del-metro-balderas
(8)Carlos Monsivais, “Los Héroes en México”, Noticieros Televisa, video en línea: http://www.tvolucion.com/noticieros/en-la-opinion-de/carlos-monsivais/043621/en-opinion-carlos-monsivais
(9)Milenio.com, “Imágenes de la balacera en Balderas”, video en línea: http://www.milenio.com/portal/tv_news.php
(10) Noticieros con Joaquín López-Dóriga, “Herido en el Metro Balderas, narra su experiencia”, video en línea: http://www.tvolucion.com/noticieros/noticias-y-reportajes/043718/herido-metro-balderas-narra-experiencia
(11)Noticieros con Joaquí López-Dóriga (Ibidem)
(12)Walter Benjamin, Para una Crítica de la Violencia, Ediciones Electrónicas de www.philosophia/ Escuela de Filosofía, Universidad de ARCIS.
EL MARGEN