jueves, agosto 31, 2006

Industrialización=Desempleo


El Margen XXVIII
Colaboración. La Tecla Indómita
¿Quién dijo que la prueba de la desindustrialización nacional la dan los millones de mexicanos que emigran hacia Estados Unidos y Canadá?... Pues dos lectoras de La Tecla que solicitan inclusive que no les enviemos textos si éstos carecen de sustento en la realidad...

El desprecio a la teoría en el mundo abstracto del valor --del dinero-- nos condena a la más terrible ceguera. Y de hecho nos condena en la práctica, pues a pesar de que es sobre este mundo que nace la filosofía (el Mediterráneo en tiempos de Sócrates ya era un mercado), en el repetir cíclico de la forma no conceptual y puramente cuantitativa D...D' (Dinero...Dinero incrementado), produce también de manera casi fatal la imposibilidad del pensamiento. Hacen la contradicción las escasas excepciones que, en su soledad, concentran todo el espíritu crítico de la época. Ya alertaba el buen Hegel contra el prejuicio de la modernidad para el que el sentimiento era desnaturalizado, manchado y hasta aniquilado por el pensamiento.

El producto por excelencia de la industrialización capitalista es el ejército industrial de reserva, la población sobrante, los 30 millones de abstencionistas que el pasado 2 de julio hicimos la suma de azules y amarillos y vivimos en El Margen. ¡Cuánta razón que tuvimos al no ir a votar en una elección de Estado que berreaba por todas partes: "si no votas, ¡cállate!"

Por un lado, los saltos en la composición del capital que se producen junto al proceso de acumulación --con el consiguiente dominio acrecentado del trabajo muerto sobre el trabajo vivo--, provocan la disminución de la demanda de trabajo por unidad de capital; por otro, la renovación del ciclo del capital original sobre una nueva base de composición técnica, genera la expulsión de parte del trabajo que ya estaba empleado. Y si a esta dinámica le sumamos el proceso de acumulación originaria en su nueva fase, esto es, de separación de los trabajadores directos de sus medios de producción (algo que ocurre ahora mismo y de modo violento en las comunidades indígenas del país), lo que tenemos entonces es el cuadro de la frontera México-Estados Unidos. Desde esta perspectiva --que puede estudiarse en los capítulos XXIII y XXIV del libro primero de El Capital--, no habría contradicción alguna entre la industrialización que vive el país a partir de su incorporación al TLC y la explosión del desempleo.

Lo de la muerte del "pueblo" por la acumulación capitalista, su división en clases sociales irreconciliables, no nos lleva --como pensaría el populista-- a arrojarnos en brazos del calderonismo, sino a sustituir la percepción del frente de liberación nacional antiimperialista por la de la lucha de clases que conduce necesariamente y en todos lados, según ha mostrado recientemente Antonio Negri, a la guerra civil y a la supresión del viejo Estado capitalista.

Y una pequeña acotación, ésta de El Margen. Sirva para darnos un respiro antes de tomar la cosa “concreta” como firmemente cierta:

Un conocimiento objetivo inmediato, por el hecho mismo de ser cualitativo, es necesariamente falaz. Aporta un error que ha de rectificarse. Carga fatalmente al objetivo con impresiones subjetivas; habrá, pues, que descargar el conocimiento objetivo; habrá que psicoanalizarlo. Un conocimiento inmediato es, en principio, subjetivo. Apropiándose de la realidad como de un bien, proporciona certidumbres prematuras que traban, más que ayudan, al conocimiento objetivo”. Gastón Bachelard, La Formación del Espíritu Científico, Siglo XXI, México, 2004, p., 248.


domingo, agosto 27, 2006

Woyzeck y el Populismo


Mural: Marela Zacarías (http://marela.org/), "No existen las fronteras entre los trabajadosre", agosto 22, 2006, Alexandría, VA 22305, Washington DC. La obra fue hecha a petición del colectivo Inquilinos y Trabajadores Unidos: http://twsc.org/index.html.

1.- Woyzeck y el Populismo. SR
Me hubiese gustado hablar en esta oportunidad sobre cosas de teatro y más específicamente de Georg Büchner, su obra maestra: Woyzeck y la puesta que Agustín Meza nos ofrece, por estos días de lluvia, en el Julio Castillo (Véase http://defecito.com/2006/06/15/woyzeck/).

Aunque no pueda ser, sólo permítaseme decir que el haber presenciado el Woyzeck de Büchner en manos de Agustín Meza, fue tanto como asistir a la representación de “Las Criadas” de Genet bajo el formato de la telenovela mexicana “Simplemente María”. Es decir, haber hecho el descenso (a rapel) desde las altas cumbres del vigor expresionista hasta los desfallecientes campos-floridos del melodrama. Pero no diré más.

O sí, sí diré más: hay en dicha distorsión el supuesto implícito que identifica las categorías de “lo pobre” o “lo popular”, con los agregados morales de bondad, pureza, honestidad, verdad, etc. Pero éste no es Büchner, ni menos Woyzeck. Johann Christian Woyzeck, un pobre peluquero alemán, habría sido juzgado y ejecutado en el año de 1824 después de pasar la navaja sobre el cuello de su señora esposa. En tanto que Büchner, joven insignia de la dramaturgia alemana, no habría hecho más que recoger la nota (roja) de entre los diarios de la época para, a través de ella, dramatizar dos de los rasgos más sobresalientes de la naturaleza del Ser...pobre. Por una parte, la irreductibilidad de la propia condición de esclavitud, en tanto los oprimidos persistan en adoptar los criterios de “verdad”, “moralidad” y “orden” emanados desde el poder. Por otra, la imposibilidad de acceder al reino de la libertad si no es a cuenta de la eliminación, por propia mano, del homúnculo-esclavo, del tirano interno que establece el derrotero fatal de la opresión. Esto es, la necesidad de la auto-supresión como la única vía para llegar a ser.

Puede decirse a contrapunto que, el Woyzeck de Meza, por populista, no es ni remotamente “popular”, si por popular se entiende la representación de “lo pobre” hacha por el pobre mismo. No, el populismo (de Meza) corresponde a la versión que el aristócrata construye respecto al desamparo y se trata, desde luego, de una interpretación lánguida, amanerada, vaporosa
[1]...Pero todo quede hasta aquí, mejor vea usted la obra y, muy importante, lea el texto original (si le interesa y no lo tiene: sriveraguzman@yahoo.com.mx )

En fin, que ya se gastó mi espacio y terminaré por no decir nada acerca de lo que realmente quería decir. Sin embargo, permítame usted apuntar al menos una cosita más: el pasado 24 de agosto apareció en el diario Reforma un artículo signado por Lorenzo Meyer en cuyo encabezado se anuncian algunas “Claves” o hipótesis para explicar la naturaleza de la actual coyuntura política mexicana. Y con tal propósito Don Lorenzo arranca con la afirmación siguiente. Cito:

“Incomprensible o Inaceptable. Para algunos que observan al país desde arriba, la parte de abajo resulta políticamente incomprensible ("se volvieron locos", "siguen a un mesiánico"). Para otros que lo ven desde abajo, la parte de arriba resulta inaceptable ("corruptos sin llenaderas"). Cada vez más, "el otro" ya no es el opositor con el que se tiene y se debe negociar, sino un enemigo a destruir”


Pero resulta que nuestro profesor se equivoca de entrada: la actual coyuntura política no consiste en el enfrentamiento y consecuente polarización entre las visiones de “arriba” y de “abajo”. No, la crisis por la que atraviesa el sistema político es el resultado, principalmente, de una disputa entre los altos mandos del poder en su afán por mantener el control monopólico sobre el gran timón económico-político de un país llamado México. Para que la visión de “abajo” pudiese llegar a serlo, entonces los de “abajo” tendríamos que empezar por prescindir –tal como Woyzeck, el de Büchner- de los intermediarios, de los “facilitadotes” de la libertad. Y así, con mucha calma, mirar en dirección al techo de nuestras pobres casas para, con ello, descubrir que la inmensa gotera que chorrea en las alturas, no ha sido más el diseño de Dios. Si esta sospecha llegara a suscitarse, entonces, seguramente no habría Manuel Camacho, Marcelo Ebrard, Porfirio Muñoz, Cuauhtémoc-Lazarito Cárdenas, René Bejarano-Dolores Padierna, ni rayito de esperanza que pudiese hablar en voz de los desposeídos, porque la voz de los desposeídos es la voz de la multitud y ésta, en tiempos de posmodernidad ¡Es!... i-rre-pre-sen-ta-ble.

[1] Al respecto Edgar Estrada (edgarintilin@yahoo.com ) comenta: “Vi Woyzeck, es linda, pero Woyzeck no tendría porqué ser linda, pues es terrible, de eso habla Büchner. Un montaje "bonito", pero despojado de vida, actuaciones mutiladas, lamentables. Agustín (Meza) le metió mano al texto, Su muy poco elegante pluma intervino. ¿Es eso nuestro teatro? Los vestigios del teatro-espectáculo encauzados por un director-creador poco avezado en la hermenéutica ¿Comodidad?
La imagen al servicio de los efectos.
Ojalá y estas cosas cambien.
Cómo te extraño, Ludwik.”


2.-La Convención Nacional Democrática y la nueva situación. La Tecla Indómita.
El discurso de AMLO hoy en el Zócalo, nos guste o no, ha modificado la situación bruscamente. Del "sonríe, vamos a ganar" y las veladoras al régimen, el lópezobradorismo ha pasado, en menos de dos meses, al desconocimiento abierto de las instituciones que él mismo colaboró a forjar en los últimos tres lustros. Ha dicho que ya nada le importa lo que haga o deje de hacer el régimen corrupto que valida la imposición de un presidente espurio y ha llamado a la Convención Nacional Democrática para la conformación de un gobierno legítimo o, en su caso (y eso se habrá de decidir en ella), una coordinación de la resistencia. En esa misma postura de ruptura con las instituciones del Estado mexicano se ha pronunciado el radicalismo pequeñoburgués en su conjunto, de La Habana a la Antequera, aunque ello no obsta para que sus personeros perredistas, tan lejanos como están de las prácticas del internacionalismo, hayan puesto en su lugar a los cubanos y los llamen a no meterse en lo que nos les corresponde. De nuestra parte pensamos que no se puede guardar silencio ante el momento presente, así se llame uno Subcomandante Marcos o como sea...


La existencia del poder --por corrupto que éste sea-- no puede desconocerse así como así, aunque se cuente con toda la razón del mundo y se esté del lado de la justicia; de ahí que el lópezobradorismo cometerá un error mortal si procede según las palabras de su caudillo. El falló del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en su contra será la primera advertencia en serio para que se repliegue, el primer recordatorio de que en el fondo del Estado --por más democrático que éste diga ser o sea-- aguarda agazapado el Ejército.


Quien transita del cretinismo parlamentario a un planteamiento de ruptura (que no revoucionario) ganado por la rabia frente a la burla --y en cuestión de unas cuantas semanas--, lo más probable es que esté llevando a sus seguidores a un callejón sin salida donde aguarda la represión.


La Convención Nacional Democrática, tal y como la planteó hoy AMLO, sería una enorme manifestación gigantesca para avalar al caudillo. No tendría nada de democrática. Aunque luego del fallo del Tribunal y del informe presidencial difícimente será permitida. Lo más probable es que sea el escenario de un combate desigual sin la mínima posibilidad de lograr más que chingadazos. De consumarse una situación tal, el lópezobradorismo se habrá prestado de cuerpo entero para la realización del plan panista y Marcelo Ebrard iniciará su gobierno con el Distrito Federal militarizado, según el guión que le dictó no hace mucho su asesor Giuliani.


El programa esbozado hoy por AMLO no pasa de recomendaciones sobre la moral de los funcionarios y arengas abstractas sobre la prioridad de los pobres. El punto más "audaz" relativo a la defensa del patrimonio nacional resulta una verdadera miseria keynesiana que ni siquiera se plantea la necesidad de recuperar lo que fue privatizado en los últimos 24 años, de Miguel de la Madrid a la fecha. Nosotros no lo avalamos en lo más mínimo pues no dice nada sobre la necesidad de socializar los medios de producción y suprimir al Estado por la vía de la autoorganización de los asalariados.


No somos quienes para recomendarle al lópezobradorismo que llegue a un acuerdo con Felipe Calderón y los suyos; además, no seríamos escuchados. La dirección pequeñoburguesa sabe bien que si no se la juega toda en esta ("ahora o nunca" dice AMLO) entonces fenecerá irremediablemente, ya sea en manos de los panistas insaciables, ya porque será rebasado por la Otra Campaña. En realidad, la desesperación de AMLO persigue a toda costa arrastrar detrás de sí a la izquierda revolucionaria. Pero nosotros nos deslindamos

miércoles, agosto 23, 2006

Contra el Populismo


El Margen XXVI.Contra el Programa Populista.La Tecla Indómita
Toda la teoría opositora "antineoliberal" parte de dos supuestos igualmente falsos:
i.-que la globalización "imperialista" produce la destrucción de las actividades productivas en el país.
ii.- y que ella implica la dominación de una elite extrajerizante contra el resto del "pueblo".

Los teóricos del frente antineoliberal hablan de destrucción de las ramas de la industria nacional y de sus actividades agrícolas cuando deberían referirse a la supresión de ciertas empresas y ramas y a su sustitución por otras con mayor composición orgánica de capital. El hecho de que las empresas de capital nacional hayan sido arruinadas o subordinadas por la competencia del capital extranjero no quiere decir que se haya producido en el territorio una desindustrialización física sino una centralización de capitales y una reestructuración de la industria por modificaciones en la división internacional del trabajo.

Habría que observar detenidamente el comportamiento de ciudades como Monterrey, Querétaro, Aguascalientes, Toluca y Chihuahua para constatar los fenómenos de nueva industrialización que se producen en el territorio nacional más ligado a la frontera con Estados Unidos. Lo mismo que observó el Subcomandante Marcos en las maquiladoras textiles de Puebla (revista Rebeldía, número 42).

Desde el punto de vista del nuevo proletariado mexicano, se ha producido una industrialización acelerada del territorio nacional a partir del Tratado de Libre Comercio con América del Norte. Un fenómeno de aguda proletarización ha tenido lugar en el territorio, sólo que éste resulta imperceptible desde las gafas del pequeñoburgués arruinado para el que la globalización es el fin del mundo: de su mundo.

Para entender este proceso de proletarización y nueva industrialización es preciso partir del concepto dinámico de Marx que define los procesos de producción no en forma rígida sino como algo relativo al grado alcanzado en la cooperación del trabajo. La aportación reciente de Antonio Negri consiste precisamente en haber retomado esta tesis para señalar las nuevas actividades productivas a partir de la revolución informática. Mirando con las gafas de este autor, la pequeña burguesía arruinada podría encontrar nuevos proletarios ahí donde sólo es capaz de observar lumpen desde su óptica moralista y melancólica.

El avance capitalista experimentado en los últimos años en nuestro país --y aquí hay que recordar que este avance, en contra de la concepción idílica de los neoclásicos, escinde a la sociedad y a su espacio-- ha transformado de lleno las estructuras sociales y ha terminado por disolver lo que se llamó antaño el "pueblo". Nada más falso --como sostenía el perredismo de Cuauhtémoc Cárdenas contra el "usurpador" Salinas de Gortari-- que el neoliberalismo represente sólo los intereses de una minoría insignificante contra el "pueblo" en su conjunto. Proceder con esa visión simplista sería tanto como olvidar aquel gran descubrimiento de Marx en El Capital que así decía:

"En esos comienzos --en loa albores de la civilización--, además, la proporción de los sectores de la sociedad que viven de trabajo ajeno es insignificantemente pequeña frente a la masa de los productores directos. Con el progreso de la fuerza productiva social del trabajo, esa proporción aumenta tanto en términos absolutos como relativos" (Libro Primero, capítulo XIV).
Teniendo en cuenta lo anterior, se entiende la presencia del PAN en el norte del país.
raudomutar@yahoo.com.mx

domingo, agosto 20, 2006

Distancia


El Margen XXV. Distancia. SR
Le sugiero tomar asiento, es decir, un poco de distancia. Una vez hecho esto cruce usted pierna sobre pierna, recargue el codo sobre cualquiera de los muslos y, con los nudillos puestos sobre el mentón, haga sostener todo el peso de su gran cabeza. Bien, ahora deje correr por entre los bordes de la lengua dos o tres gotas de saliva para aguzar (o lubricar) el sentido del olfato. Alinee luego al capitán oído y ceda usted el mando a la niña de sus ojos. ¡Ah¡ y por favor, sin llantos, estamos por escenificar el triste final de una triste historia.

Observe, ahora están ahí, frente a frente. Se trata de dos fuerzas que procuran, cada una para sí, el control sobre las aristas del poder de un país llamado México. Una de las fuerzas, la ubicada en la porción derecha del escenario y ataviada de azul es, por mucho, la más vieja entre ambas y tiene, por así decirlo, cierto derecho de sangre respecto a la posesión del mando central ya que sus antecedentes en el ejercicio del poder pueden remontarse hasta la fundación misma del México Colonial. Devota de dios, ha creído encontrar en la categoría abstracta del dinero al portador de la palabra divina y, por ello, al vehículo de la felicidad, conducto del amor entre los hombres y rasero de la verdad universal. Ha llegado a creer, rozando incluso los límites del fanatismo, en la liberalización del intercambio y la movilidad “perfecta” de los factores (capital y trabajo) como los únicos instrumentos capaces de alcanzar la equidad en el nivel de ingresos de la población. Sin embargo, después de casi treinta años de prueba más prueba y error tras error, ésta la fuerza azul ha fracasado ya. Ni la inversión ha fluido de norte a sur como resultado del supuesto diferencial en las tasas de ganancia, ni el desplazamiento de fuerza de trabajo ha cristalizado en la homologación del poder adquisitivo del salario, ni las así llamadas “ventajas de la especialización” se han traducido en la esperada expansión comercial de las regiones menos favorecidas. No, el sur ha llegado a ser más sur, el norte más norte, los pobres más pobres, los ricos más ricos y así (Rivera, S., 1994). Ante el fracaso hay, no obstante, una última carta que los cruzados del mercado pueden y quisieran jugar, todo, con el fin de llevar hasta los pobres-descreídos las bondadosas luces del mercado-global. Es la carta de la continuación de sus propósitos civilizatorios por “otros medios”: la carta de la imposición de su proyecto por la vía de la violencia más extrema. Para ello precisan del poder.

Del otro lado, aunque no necesariamente en la porción izquierda del tablado sino, más bien, inmersa en un espacio ambiguo de color amarillo y fuerte olor a naftalina, oficina de “fomento agrícola” o maletín de funcionario “contra la pobreza”. En ese sitio, decía, está la fuerza de los que han sido desplazados y cuya pretensión más importante consiste en restaurar las glorias de todo lo que alguna vez dicen que fue. Es decir, el lugar de lo que el viento se llevó. ¿Y qué fue lo el viento se llevó?. Bueno, varias cosas, pero sobre todo el intento de corregir las “imperfecciones” del mercado por cuenta de la esclavización-nacionalista del trabajo asalariado; la edificación de un aparato burocrático persecutorio, corrupto e ineficaz; la supresión de opiniones disonantes por el juicio unívoco del Partido de Estado; y más importante aún, la conformación de una casta que, por medio de la estatización de la actividad económica y el proteccionismo comercial, no hizo sino usufructuar el plus-valor del trabajo colectivo en beneficio propio. Así se opusieron a las desigualdades del mercado y, por supuesto, también fracasaron. Pero ahora vuelven, no con la intención de aliviar la miseria, ni menos otorgar el poder a los desposeídos –nunca jamás lo hicieron- sino con el firme propósito de re-encauzar los flujos de riquezas hacia sus propias arcas. Ellos, para eso requieren del poder.

Hay que decir, no obstante que a pesar de las diferencias, existe un denominador común entre ambas fuerzas. Tanto una como otra, parten de la certeza que las sociedades humanas se deben ajustar a estructuras piramidales más o menos jerarquizadas, y que las aristas o centros de poder deberán permanecer alineadas bajo su voz de mando.
La "revolución” amarilla está programada para dar inicio el día 1° de septiembre con el asalto al Palacio Legislativo. Con una salvedad, desde luego: si-y-solo-si el Tribunal Electoral acuerda otorgar el triunfo al candidato azul ¡Antes no! Así, la “República de la farsa” podría seguir operando siempre y cuando el mariscal amarillo llegue a fungir como su comandante en jefe. Pero, por lo visto, antes que amarilla, la tal República persitirá pintada de color azul, cosa que nos conduciría hacia un muy probable escenario de confrontación física entre las partes. Aunque debe decirse, en honor a la verdad, que el poder genuino de los amarillos ha descansado siempre sobre la práctica del pataleo y extorsión, por lo que no sería remoto que la "declaración de guerra" terminase, tan sólo, en un buen-arreglo de "última hora".

Pues bien, lo he dicho todo ya, en usted queda la decisión de participar o no en esta conflagración anunciada (y ridícula). Yo, por mi parte, le diré que es lo que pienso hacer. Saldré de aquí e ingresaré caminando al otro lado de las cosas. Sé por ejemplo, que ahí existen decenas, cientos de fábricas abandonadas; miles de viviendas sin ocupantes; espacios educativos sin utilizar; centros hospitalarios sin un solo paciente. Y allí, en ese otro lado de las cosas, yo no necesitaré ni de secretarios de salud, del trabajo, educación, vivienda -sean azules, sean amarillos, verdes o lilas- ni de presidente de la república alguno para echar a andar éstas las otras cosas. Pues bien, si es en nombre de la auto-organización, entonces ¡Eureka!: ¡Iré a tomarlas!

miércoles, agosto 16, 2006

Antonio Negri y el fin del Estado desarrollista


El Margen XXIV. Colaboración de La Tecla Indómita.

Asistimos al fin del Estado desarrollista en América Latina, dirían Antonio Negri y Guisepe Cocco en su libro GlobAL[1]. Sostienen ahí que esta versión del nacionalismo autoritario (desarrollar desde el Estado) significó la implantación paternalista y criolla de un capitalismo de Estado que tuvo como primera consecuencia la supresión del proletariado como trabajo asalariado libre de movilidad tempo espacial. El centralismo estatalista terminó incapacitando para la libertad política a los obreros de los gremios sindicalizados. Como en la Baja Edad Media, éstos --los gremios-- se convirtieron en latas de conservas; igual que los cartistas del renacimiento holandés, peleaban por lo colectivo sólo a la medida de su gremio; nada les interesaba del otro lado de sus fronteras corporativas.

Los gremios eran en esencia cooperativas de trabajo calificado, con barreras a la entrada y secretos del oficio, titulo en heredad, trabajo privado (en colectivo) no socializado por el mercado. Terminaron haciéndose reaccionarios, por más que en su filas se produjeran de vez en vez buenos ajedrecistas y sabios de la alquimia. El neoliberalismo para Negri y Cocco, al romper las trabas corporativas del Estado desarrollista (altamente militarizado y con partido de Estado único), liberó la energía creativa del trabajo que es la base del general intellect, el trabajo cooperativo o la multitud.

Para Marx, "al ampliarse el carácter cooperativo del proceso laboral mismo, se amplía necesariamente, por consiguiente, el concepto de trabajo productivo y de su portador, el obrero productivo" (El Capital, Libro Primero, capítulo XIV). Y es de esta tesis de la que parten Negri y sus colaboradores para teorizar sobre la hegemonía del trabajo inmaterial en la fase actual del capitalismo.

Negri y Cocco sostienen en GlobAL que el neoliberalismo ha significado en el norte de México una especie de nueva fase de acumulación originaria del capital. Se piensa inevitablemente, a propósito de esta tesis, en el movimiento barzonista, aunque no en la nave de los locos necesariamente; también en las caravanas de tránsfugas en pos de la frontera, esto es, en los flujos humanos que rompen con su accionar los viejos límites del nacionalismo.

Los teóricos del Estado desarrollista (cepalianos o dependentistas, preibichianos o partidarios de Mauro Marini) dirán que de qué sirve la acumulación originaria si no se traduce en el control de la fuerza de trabajo por el capital en el proceso de producción. Poseen una idea mecánica sobre el proceso productivo; olvidan la relación marxista entre la ampliación de la cooperación del trabajo y las fronteras de lo productivo.

Pero la zona norte con hegemonía azul panista, aparte de estar escindida en monopolistas de los medios de producción y desposeídos, registra una producción generalizada de mercancías (pgm), más un control espacial y territorial absoluto y organizado de la fuerza de trabajo por el capital para la extracción de plusvalía. Y si a ello, que son las cuatro características del proceso de producción de plusvalía absoluta, agregamos que la tecnología transnacional se apoderó ya de la producción y la circulación de mercancías en esa región azul, tenemos que, ahí, la subsunción real del trabajo por el capital es motor de una revolución continua de los procesos productivos.

En este momento concreto de la historia de México --en medio de la globalización capitalista--, tenemos muchos elementos para suponer que la revolución permanente de los procesos productivos que ocurre en el norte de México de manera acelerada desde la firma del TLCAN, está siendo utilizada por el capital mundial para consumar la nueva fase de acumulación originaria del capital contra las comunidades indígenas del sur del país. Aunque ahí están Chiapas y Oaxaca para demostrar, contra los deseos de los seguidores de Gandhi, que tendrá que ser un proceso probablemente muy violento.

[1] Negri Antonio y Giuseppe Cocco (2006), GlobAL: Biopoder y Luchas en una América Latina Globalizada, Piados, Buenos Aires, Argentina.

domingo, agosto 13, 2006

¡Torito! ¡Torito!


El Margen XXIII.
¡Torito! ¡Torito! SR
El recuento voto por voto de las once mil ochocientas treinta y nueve casillas ordenado por el Tribunal Electoral (TEJPF) ha sido capaz de revelar tres cosas importantes, al menos. Primero, que el fraude “a la antigüita” no se reduce sino a un conjunto de irregularidades cuya distribución aleatoria deja sin alteración significativa el resultado ya conocido. Segundo, que el reclamo amarillo dirigido a impugnar el triunfo de Felipe Calderón por supuestas manipulaciones dolosas el día de la elección, descansa sobre argumentos (relatos) falsos. Y tercero, que el verdadero resultado de la elección –eliminados los errores circunstanciales- muy probablemente esté rondando la cifra de 250 mil votos en favor de Felipe Calderón.

“¡Dime que no! Torito ¡Dime que no!” Así gritaba La Chachita frente a no sé que clase de revelación infame en la película “Nosotros los Pobres”. Y sí, resultaba siempre cierto: su madre (Carmen Montejo) había sido puta de vocación y el padre (Pedro Infante) sólo su tío...Carpintero por añadidura. Pero ante los hechos consumados La Chachita no cejaba, al contrario, por cuenta del lloriqueo lograba La Chachita enderezar la situación y mantener a raya al Pichi, a la Chorreada... al vecindario entero. Admirable, todo, únicamente, haciendo valer su condición de desvalida. Hay que decir, no obstante, que la tal Chachita no era tan pobre-pobre ¡No! Chachita formaba parte de un obeso artesanado urbano que, con el inicio de la industrialización en los años 30 y la expansión demográfica de la Ciudad de México, comenzaba a perder su antigua posición monopolística sobre la producción y los precios del mercado. Es decir, Chachita no era más que una suerte de rémora urbana en camino de recibir salario mínimo, vestir overol y votar por el Revolucionario Institucional a lo largo de las siguientes siete décadas. Por eso chillaba La Chachita, me cae, por eso chillaba. Los lamentos, sin embargo, de nada sirvieron a Chachita. Su estatus de privilegio artesanal el viento se lo llevó.
Esta actitud chachesca (la de Chachita) en nada se relaciona, ni tiene que ver nada con la izquierda. Como nada tiene que ver, tampoco, un “programa” cuyos objetivos estratégicos consistían en llevarse la silla presidencial desde los Pinos a Palacio Nacional, perpetuar la estatización de PEMEX, eliminar impuestos a los pobres, subastar el Centro Histórico de la Ciudad de México, construir un tren bala México-Tijuana, reducir salarios a los funcionarios públicos, etc. Pero menos, mucho menos tiene que ver con la mentira y el chantaje. La tradición de la Izquierda Revolucionaria está en la ciencia, en la igualdad, en la fraternidad entre los hombres y la libertad. Nunca en el lloriqueo y en la patraña.

jueves, agosto 10, 2006

De Radicales pequeño-burgueses.


El Margen XXII. Colaboración de La Tecla Indómita.


Pareciera una paradoja estar hablando de radicalismo cuando los acelerados de hoy constituyeron apenas ayer el bloque del cretinismo parlamentario. Pero eso no es producto de un análisis incorrecto de parte nuestra sino, precisamente, el modo esencial de conducirse de la pequeñaburguesía depauperada o en peligro de serlo. Veamos.

Decía alguien a quien nosotros respetamos que cuando una huelga económica se prolonga más de la cuenta, lo único que consigue es ganarse la animadversión de la masa de los consumidores. Por mucho que sea justo que los obreros de determinada empresa e, incluso, de una rama de la industria, se muevan por aumentos salariales y mejores condiciones de vida, si los huelguistas no trascienden la demanda de lucha por sus intereses como grupo, terminan por aislarse del resto de la sociedad que depende de muchas formas de lo que producen. Toda proporción guardada, algo semejante les empieza a suceder a los amarillos con sus plantones en la Ciudad de México. No importa que hubiesen ganado las eleciones del 2 de julio --como aseguran--, pues en la práctica se enfrentan a los electores del PAN y del PRI, que los superan en número, y eso para no hablar de buena parte de los abstencionistas que, como se vio, constituyen sin duda el partido de la mayoría (su cifra iguala la suma de votos azules y amarillos, 30 millones).

En el contexto presente, la radicalización de las acciones no hace sino contribuir al aislamiento de los lópezobradoristas y a la modificación de la correlación de fuerzas en favor del PAN y del gobierno. El lópezobradorismo repite el patrón histórico de las conductas pequeñoburguesas.

En el capítulo 2 de su Contribución a la Historia de la sociedad burguesa ("Las razones de la derrota de la pequeñaburguesía"), el marxista alemán Leo Kofler escribe lo siguiente:

"La debilidad de las clases pequeñoburguesas urbanas durante el capitalismo temprano se explica, en primer lugar, porque sólo formalmente fueron revolucionarias, tendieron a ser radicales en los medios que empleaban, más no en la cosa misma... la falta de un programa revolucionario ajustado a la realidad debía llevar finalmente a la parálisis del movimiento pequeñoburgués". (Amorrortu Editores, Buenos Aires, Argentina, 1997, p-93).

Estamos viendo en estos días ese radicalismo vacío que tensa la liga hasta el extremo y lleva a las masas al enfrentamiento directo contra el Estado en condiciones sumamente adversas. Y hay que decirlo: el radicalismo pequeñoburgués encabezado por AMLO empíeza ya a jugar el papel de provocador, pues está facilitándole al PAN el reordenamiento del mando a partir de alianzas con lo más menudo del salinismo (el caso de Espinosa Villarreal, apenas ayer eximido de toda culpa por la Suprema Corte de Justicia). De seguir en esas, los amarillos estarán contribuyendo al aceleramiento de la implantación de un Estado de excepción y la militarización de la ciudad, que de todas formas vendrá con la nueva fase del capitalismo global. Mal cálculo hacen los oaxaqueños de la Asamblea Popular si pretenden montarse en la ola amarilla, sobre ellos irá la represión en primer lugar tras el desfonde del perredismo, que ocurrirá más pronto de lo que algunos cómplices de los embaucadores piensan. Mal cálculo harán también aquellos que suponen que se le espera a Calderón un estado de "ingobernabilidad", pues si el movimiento de masas se pone de a pechito, el periodo de Salinas se quedará corto frente a lo que viene.

No estamos de acuerdo con esa lectura simplista --propalada por plumas de dudosa procedencia como la de Julio Hernández López en La Jornada-- que explica la consolidación de Salinas de Gortari por la cobardía de Cuauhtémoc Cárdenas que mandó a la gente a su casa después del fraude. Si algún error cometió el cardenismo de 1988 fue haber limitado su lucha durante varios años a la denuncia del fraude y de la usurpación de Salinas. El cardenismo mandó a cientos de campesinos a la muerte con esa consigna vacía que, además, tampoco sirvió para preparar a sus seguidores para una lucha consecuente por el derrocamiento del régimen o, cuando menos, la superación de las ilusiones electoralistas. Al final, los muertos sirvieron para que Cárdenas se insertara en el próximo gobierno de Felipe Calderón, en tanto que el PRD, desde el principio y ante su incapacidad para plantear un programa revolucionario, se quedó atrapado durante muchos años en la pura nostalgia de la Constitución de 1917. Eso cuando el mundo había cambiado de tajo y hacía ya imposible mantener las banderas del viejo nacionalismo revolucionario.

Ahora entendemos que tanto el cardenismo como el lópezobradorismo están incapacitados estructuralmente para plantearse la superación del capitalismo. El primero no rebasará las posiciones de la "izquierda moderna" de la internacional socialista --sólo que ahora en alianza con los modernizadores del panismo-- y el segundo se descompone en formas primitivas de populismo. Y es que ambas fuerzas son y han sido representantes de gremios y sectores pequeñoburgueses cobijados antaño por el Estado benefactor; estas fuerzas han sido trituradas --arrojadas a la ruina-- por el proceso de globalización capitalista. A diferencia de Brasil, Venezuela o Bolivia, donde la sobrevivencia de grandes latifundios abre todavía espacio a la democratización del capitalismo por las fuerzas de la pequeñaburguesía, en México ese proceso fue concluido´por la Revolución mexicana y, posteriormente, por las reformas de Lázaro Cárdenas en los años treintas.

Al lópezobradorismo no lo hace democrático el hecho de tener frente a sí a una especie de patriciado aristocrático; antes al contrario, como en los tiempos del Renacimiento que estudia Leo Kofler (nuestro autor citado más arriba), esta fuerza política y social ha pasado ya al campo reaccionario.

Hablando del popolo minuto de los gremios medievales --la pequeña burguesía--, escribe Kofler:

"En un primer momento constituyen un poder político que se opone con éxito a la dominación de la aristocracia de las ciudades. Pero a medida que aumenta la población de éstas y crece el impulso orientado hacia una actividad económica libre e independiente de los reglamentos y de las coerciones gremiales, se convierte en un obstáculo para el desarrollo y, por lo tanto, en un elemento reaccionario" (Ibid, p-95).

Hasta morir si es preciso, ha dicho el Subcomandante Marcos, pero con un planteamiento claro por el derrocamiento del régimen y la superación del capitalismo. No es el caso de los que gritan "voto por voto, casilla por casilla", ni de los que se limitan en Oaxaca a exigir la destitución del gobernador Ulises Ruiz.

Nosotros estamos por continuar con el proceso que se inició con la Otra Campaña y que se vio interrumpido por la represión salvaje en Atenco. De no haber condiciones para avanzar inmediatamente hacia el territorio norte del país, ahí donde se pueda.

miércoles, agosto 09, 2006

Acto Fallido


El Margen XXI. Acto Fallido. JS


Permítaseme suponer, primero, que la elección presidencial fue tan sucia (o limpia) como los procesos para la designación de diputados y senadores; segundo, que el número de votos en favor de Felipe Calderón fue exactamente el mismo que el recibido por López Obrado; y tercero, que debido al componente de las irregularidades o micro-errores la distancia entre Felipe Calderón y López Obrador se incrementó hasta en 580 milésimas de punto porcentual. Estoy suponiendo que esto y no otra cosa fue lo que realmente sucedió y que nadie aparte de mí lo sabe, pues funjo, en este caso, como una suerte de dios (con minúsculas) y se me dificulta endemoniadamente –en-de-mo-nia-da-men-te- comunicarme con los incrédulos e-lectores, así es que simple y llanamente ¡no lo puedo ni lo quiero decir! Ahora bien, los electores, toda vez que son humano, es decir, entes avariciosos, ¡IMPUROS¡ y muy proclives a vivir del erario público, no se conforman con el resultado, se acusan unos a otros, se revelan. Pero existen dos datos duros: el mío -el del empate- y el del error sistémico –triunfo de FC. El primero se desconoce y el otro no goza de credibilidad ¿Qué hacer si no es posible declarar el empate desde el cielo y se ha negado además a los hombre la posibilidad de acceso a la verdad?

Lo más sencillo sería emitir una declaratoria en el sentido siguiente: “Ante una situación en la que el error en el proceso electivo exceda la diferencia porcentual entre los contendientes, entonces: segunda vuelta”. Lo más complicado y finalmente sustantivo sería desentrañar los contenidos del error sistémico, los significados de un veredicto construido a partir de una multiplicidad de micro-motivos, toda vez que estamos descartando la posibilidad de una confabulación orquestada desde las aristas del poder. O planteado en otros términos ¿Por qué a partir de la conjugación de micro-errores emerge un patrón que favorece a Felipe Calderón? Mi respuesta es directa: porque el componente “irregular” respecto al proceso electivo, tal como un “acto fallido” respecto al inconsciente colectivo, ha tenido que reconocer que la vía más corta para alcanzar la autentica comunidad de hombres y mujeres libres, La Comuna, deberá corre por cuenta de la integración irrestricta al ámbito global de las mercancías y, por añadidura, al devenir, al destino económico, político, cultural… de los Estado Unido, Europa y Asia. Es decir, ha resuelto prescindir del nutrido equipo de intermediarios benefactores y apartarse de los apóstoles de la “economía moral”. Ha reconocido, por fin, que no hay capitalismo "bueno"...Sólo permitaseme suponer.

martes, agosto 08, 2006

Por un Volado

El Margen XX. Por UnVolado. SR

Dice una buena amiga, cuya capacidad intelectual y honestidad científica siempre he considerado entre sus principales virtudes, que si, efectivamente, la elección presidencial en México pudo haber sido “irregular” , es decir, un evento más o menos alejado de lo “normal”, toda vez que cumplir con la norma -ella asegura- tendría que suponer un ajuste perfecto entre el número de votos emitidos y los resultados consignados en actas. Más lo irregular –prosigue- a pesar de constituir un espacio imposible de ser sometido por la razón, al final, explica todo lo conocido. Hagamos el ejercicio –me propone: supongamos el caso extremo en el que se vota y la irregularidad, el error, la aleatoriedad o el azar determinan el resultado. Se trataría, sin duda, de una intervención de las casualidades casi imperceptible pero definitiva, algo así como la confluencia de una infinidad de micro-motivos que derivan en una macro-conducta. Hasta aquí todo bien: por cuenta de los micro-motivos el sistema se desplaza hacia uno de los escenarios posibles y privilegia un desenlace. El problema, sin embargo, consiste en que el componente de aleatoriedad podría estar arrojando un resultado equivocado, es decir, considerar algo como verdadero cuando en realidad es falso, o viceversa, algo falso cuando en realidad es verdadero. Es más, si es el error lo que determina el resultado, dicho resultado debería ser siempre falso, o dicho en otros términos: antes de reconocer la cuasi-imposible situación de empate, el sistema estaría optando por el “volado sistémico” y, por lo tanto, el veredicto del conteo no estaría surgiendo del “voto duro”, de la papeleta, sino de la suma de micro-errores.

Me divirtió la idea pues inmediatamente la asocié con la fascinante posibilidad de un error con capacidad de emitir veredicto a través de simples procesos de auto-organización. Pero me divirtió aún más cuando imaginé lo difícil, lo imposible que debería ser para una cabeza llena de jerarquías, mandos únicos, marcapasos, lideres morales, secretarías generales, ungidos, mesías, salvadores, ángeles, arcángeles y serafines. Lo difícil que debería ser, decía, entender un resolutivo del siguiente tipo: “Margarito, escucha Margarito: después de un largo deliberar hemos llegado a la conclusión que tu derrota obedeció a un fenómeno de auto-organización numérica”. ¡Demasiado para el difunto!, o mejor ¡Imposible para un esclavo!