domingo, enero 21, 2007

Sorpresa

El Margen XLI

Sorpresa
La derrota política que el Lópezobradorismo hubo de experimentar a raíz de la pasada disputa electoral por el control del poder ejecutivo de la federación, encuentra respuesta en un desacierto teórico cuya trascendencia parece haber influido de manera definitiva sobre el curso general de los acontecimientos, a sabe: identificar la evidencia empírica, es decir, el dato duro sobre el incremento explosivo de la pobreza, desnutrición, analfabetismo, corrupción, desempleo, “descampesinización”, emigración masiva, delincuencia, etc. Haber identificado el deterioro en las condiciones generales de vida de la población, decía, con lo que ellos mismos dieron en llamar: “La agonía del Modelo Neo-liberal”. Pues bien, fue a partir de este simple correlato causa-efecto que los policy maker del perredismo creyeron encontrar una coyuntura favorable para embestir de frente. Desde su perspectiva, el adversario neo-liberal no sólo era débil sino que incapaz, además, de responder al desafío dentro del marco estrictamente constitucional. Ante un adversario en agonía, pensaron, sólo un desplante, un gesto de intimidación bastaría para echarlo a rodar, o en el peor de los casos, hasta hacerle recurrir al uso generalizado de la violencia física con lo que, inevitablemente, su aniquilación política estaría asegurada, también.

Antonio Canova, "Cupido y Psique", 1800.

Se declaró un Fraude Monumental, luego un fraude hormiga, se tomó Paseo de la Reforma, se desconocieron los resultados de la elección, se convocó a una Asamblea Constituyente, se nombró un Presidente Legítimo, un su gabinete en la sombra, se calificó como “Espurio” a un tal “Pelele”… etc. Pero nada, nada, nada. Es más, el sistema neo-liberal en agonía no sólo no se derrumbó en miles de pedazos, sino que de cada una de las escaramuzas pareció salir más fortalecido y, para colmo, sus victorias fueron resultado del uso casi exclusivo del instrumental de la política, o si se prefiere, por cuenta del dinero como garante privilegiado de la cohesión social.


Vicente Fox no mintió al asegurar que el comportamiento de los macroindicadores se ajustaba al de las economías más avanzadas y sanas del planeta, que la inversión directa así como las exportaciones registraban evoluciones ascendentes, que la productividad laboral iba en ascenso, que la paridad cambiaria se mantendría estable, que los márgenes de ganancia hacían de México un paraíso para la inversión, que tantas y cuantas presas habían sido construidas durante su sexenio, que tantas y cuantas carreteras, tantos puentes, tantas casitas, tantos sistemas de irrigación, etc… Es decir, no mintió al afirmar que la maquinaria de producción capitalista se había desplegado bajo un escenario de Equilibrio Estable.



Desde luego, muchos pobres, pero ¿De dónde rayos se habría sacado la peregrina idea que la Expansión Capitalista supone erradicación de la pobreza? ¿De las calenturientas cabezas del Desarrollismo? ¿Prebisch, la Comisión Económica para América Latina, Gino Germani, Aldo Ferrer, Anibal Pinto, Celso Furtado? O incluso, quizás ¿ de Cardoso y Faletto?. Esto es ¿De los anales bibliográficos de hace ya la friolera de 40 años?


Sea como haya sido, el asunto es que el “modelo neoliberal en agonía”, o lo que es los mismo: Capitalismo en Expansión, logró desmontar eficazmente las principales tesis del neo-desarrollismo a pesar, incluso, de sus millones de parias (muchos corporativizados) y por cuenta, principalmente, de la construcción de amplios consensos sociales. Lo que no resulta extraño, pues la fuerza avasallante del dinero había terminado por liquidar, desde hacía varios lustros, las murallas pre-capitalistas del Estado Benefactor.



No hay vuelta atrás: la lucha contra la pobreza es la lucha por la instauración de la propiedad común y ésta, desde luego, en nada se identifica con la añoranza como instrumento del quehacer político: águilas imperiales, viejas glorias perdidas, San Benitos, etc. No, la lucha contra la “pobreza” implica hoy la renuncia a cualquier tipo de centro, a cualquier antiguo referente tal como la Patria, la Bandera, la Clase, la familia incluida. En un mundo en el que el símbolo del dinero ha sido capaz de absorber hasta los más recónditos espacios de la vida, en donde la misma calidad genética ha sido ya tasada, la esperanza en el marco del capitalismo no podrá ser refugio, pues cara mercancía lo es también: poder que alimentará al poder. Pensar y luchar por una sociedad sin pobres es pensar y luchar por una sociedad sin centros, por una sociedad auto-organizada y libre.