martes, noviembre 14, 2006

Símbolo y Texto

El Margen XXXIXBailando la Significación
Símbolo y Texto
Salvador Rivera
En opinión de Joe Jackson… no, no, éste fue un rockero londinense de la New-Wave. No, quise decir: a juicio de Fredric Jameson la comunión, o mejor, la eucaristía entre el referente y el signo, la transustanciación fluida entre el objeto de la realidad extra lingüística (cuerpo y sangre de Cristo) y la convención que lo sustituye (el pan y el vino) no representa sino el primer paso en el largo proceso de degradación del “Lenguaje Mágico”. Símbolo y referente son, en este sentido, parte de una relación en donde la realidad se simplifica, se codifica, se hace, por decirlo de algún modo, mucho menos difusa y mucho más espesa. Se sabe, por ejemplo, que con el triunfo de la Revolución Francesa y la aplicación de los primeros decretos urbanos durante la época de la Comuna (la primera), tanto las calles como las casas de París fueron numeradas, de tal manera que las antiguas direcciones domiciliarias, mismas que hacían alusión a todos y cada uno de los objetos, personas, acontecimientos y etcéteras aledaños, fueron abruptamente sustituidas por un lacónico: “Número 322 de la calle 13”.

¿Pero qué había sido antes de la numeración la tal calle 13?. Bueno, pues a decir de Françoise Couturier –Francisca la Costurera, la calle 13 no era más que el camino largo, viejo y sin pavimentar ubicado en la parte sur de la ciudad –entre las casas del Duque Lucien Blanc y la condesa Margueritte Calestremé- que, atravesado por el Sena, fue mudo testigo del crecimiento del gran “Tronc Rouge”, árbol en el que tres nobles-pillos habrían sido colgados el día de Nôtre Dame de Tous les Saints, allá por el año de la Segunda Inundación: ¡La Deuxième Inondation! ¡Oh mon Dieu! Oui, oui, l'année dans lequelle l'enfant-roi est mort de la peste, oui, oui. Quelle anné, quelle anné ¡mon Dieu! ¡mon Dieu!… Todo el magnifico relato a cambio de: ¡Calle 13!

Sin embargo, si el cuerpo de Cristo no está más en el pan y el vino, estará en la ostia. Mucho más concentrado, sin perder contenido en los aromas de la uva y en las tierras que le dieron vida, ni menos entre los inmundos mendrugos de la hogaza de pan, pero, por lo mismo, la ostia, el símbolo, mucho más distante del Domingo de Ramos, del asalto al templo, de la Última Cena y la Crucifixión. Es como si el símbolo cobrase cierta autonomía y por efecto de una inversión dialéctica la ostia se transustancie nuevamente en referente, ahora: el referente de la purificación en sí.

Aunque, debe decirse, el referente de la purificación en sí al interior de una sociedad capitalista, más que la ostia, es el dinero. Desde luego, lo es también de la bondad, de la belleza, de la verdad, de todo. La antigua realidad que le había dado origen brilla roja, a la distancia, “como una estrella enana” –nos dice Jameson- frente al mega símbolo-referente-símbolo que es ahora de papel moneda. Cuando Andy Warhol resolvió enmarcar la "$" del dólar y exhibirla en las más importantes galería de New York, Londres y París, no hizo sino llevar el símbolo hasta la distancia máxima respecto a su “enana roja”, su antigua fuente original. Tiempo extremo de la destrucción del “aura” benjaminiana, tiempo de la banalización de las artes, de la mercantilización de las cucarachas y los piojos, tiempos últimos de la modernidad.

Pero aquí no termina la historia (mi pinche relato modernista), qué va, resulta que el símbolo desde su altísimo pedestal de semi-autonomía, posición alcanzada gracias a su propio poder centrípeto, desecante, minimilizador del entorno “natural”, sucumbe en implosión. El mismo ejercicio de tasación dineraria (privatización-mercantilización) de todos los intersticios de la vida, produce el efecto inverso de apropiación colectiva, tumultuosa de esos (mismos) espacios –Acercamiento en Benjamin. Una realidad que se ha tenido que banalizar para ser mercada, pero que ha debido banalizarse, también, como resultado del carácter social de la producción y del consumo.

La solución al conflicto se encuentra en la disolución del símbolo, y esto sucede en el momento en que el símbolo mismo resulta incapaz de contener la tensión entre los determinantes privados y colectivos de la “banalización” . De los despojos del viejo símbolo no deberá emerger la flor entera con pistilo, pétalo y corona, es decir, el antiguo significado por siglos extraviado, la vida en su contexto original. Más allá de esto, el pétalo o alguno de sus múltiples pedazos se “colgará” en cierto texto dotado de una su racionalidad particular. Significantes desprovistos de contextos danzarán ahora entre los infinitos salones de la intertextualidad, al compás, quizás, de La melodía primigenia, del canto original. Aunque quizás, también, de acuerdo al tema, la partitura, la racionalidad de cada texto…

Significantes sin contexto (significado) es tanto como imaginar el funcionamiento de una sociedad en ausencia de ordenador central o su equivalente en la forma dinero. Es decir, un sistema en el que la racionalidad deberá surgir (emerger) más como resultado de relaciones azarosas que por efecto de los mecanismos competitivos del mercado. La implosión del símbolo conlleva, necesariamente, la muerte del mercado. Algo parecido al funcionamiento de la vida: de los organismos unicelulares con o sin núcleo, los pluricelulares, órganos tales como el cerebro, las ciudades en el largo aliento, las hormigas y el software (Véase Jhonson Steven, Emergence).

Paradójico, por debajo de esta danza aleatoria de los significantes, habrá de sonar un tono guía, quizás cósmico, universal, que al final, deberá dictar el (im)pulso de la vida, la sociedad y las arte. Su ausencia sería el escenario de la muerte…Pura aleatoriedad sin sentido.

Por lo pronto quisiera hacer saltar un “significante” de su contexto original para verlo danzar ¡aquí! bajo mi propio texto. Así es que dejo con ustedes a alguien que, de alguna forma inexplicable, le dio cierto grado de calor a este mi texto. Venga pues:

Dee Dee Bridgewater .. "Speak Low"

22-oct-2006

domingo, noviembre 05, 2006

Los Embaucadores

El Margen XXXVIII
De los Embaucadores
Si se toma usted el tiempo de revisar con calma las primeras planas del diario La Jornada durante los últimos meses, se podrá percatar, sin gran esfuerzo, que tras muchos de sus encabezados descansa el supuesto implícito acerca de la “auto-confirmación de las predicciones”, es decir, la certeza de la anticipación como instrumento para modificar el dato duro. Desde el: “AMLO 35.7%, Calderón 35.4%” del día 6 de julio; hasta el “Acepta el TEPJE recurso madre”, del día 30 del mismo mes; o “El TEPJE analiza el conteo voto por voto” del 1 de agosto; pasando por “Hay anomalías en el 60% de los paquetes que se han abierto” del 12 de agosto; o “La conjura contra AMLO, al descubierto”, del 19-VIII; “Clara tendencia contra el regreso a clases”, del 21-X; “Se esfuma el regreso a las aulas en Oaxaca” del 22-X… Y así sucesiva y equivocadamente porque, dicho sea de paso, a ninguna le dieron. Pero el sábado 4 de noviembre el titular -que bárbaro- ese sí que se llevó La Palma de Oro: y es que nos anunciaba que la ‘salida’ de Ulises Ruiz, gobernador de Oaxaca, ya “estaba pactada” … que ya casi, que ya meríto… que sólo hacía falta el acuerdo entre los meros-meros, para que ¡ahora sí¡ los buenos-buenos (los amarillos, pues) entrasen a escena con el firme propósito de dar solución final al prolongado conflicto.

Vana ilusión ¡Prensa de Embaucadores!: la llegada de la PFP a la ciudad de Oaxaca no significará más que la ocupación de la primera plaza para, desde ahí, extender la guerra “civilizatoria” hacia el sur de México y, complementariamente, hacia la profundidad del territorio centroamericano: “Guerra contra las Maras”, le han llamado aquí, "Guerra contra el Terrorismo", le han llamdo allá. Y cuando la situación insurreccional se haya extendido hacia la Ciudad de México y otras zonas metropolitanas de la región, esa misma prensa que hoy “anticipa” solución amarilla, más los genuinos representantes del Imperio, serán, en mancuerna, los operadores de campo contra la revuelta de La Multitud. Una anticipación, la mía, que confirmará el comportamiento de los “anticipadores”... que promete adivinar la verdadera naturaleza de los Adivinadores.
El Margen